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Paco y yo

Mi amigo Paco es la persona a la que más admiro.
Aunque criados en el mismo pueblo, no hubo amistad entre nosotros en las primeras fases de la vida: le llevo unos quince años.

Paco, por un desgraciado percance sanitario, perdió mano y brazo izquierdos cuando aún era muy niño, no había llegado a los diez años, creo recordar.

Cómo aquella desgracia lo llevó a una reacción de superación que lo convirtió en un manitas es algo misterioso, casi milagroso. Muy pronto se montó su taller, en el que arreglaba motos y bicis. Ajenas y propias, porque también ha sido siempre ciclista y motero de todo tipo de máquinas. Las adaptaba y adapta él mismo para tener todos los mandos en la mano derecha.

Hace ya bastantes años, en los veranos, libre yo de clases y demás tareas académicas, salíamos con frecuencia con las bicis: él, su hermano y yo. Y no evitábamos las rutas duras y escabrosas, al contrario; y Paco era siempre el más hábil al sortear los obstáculos, el más fuerte a la hora de acometer una subida.

Desde hace muchos lustros, Paco es el motorista municipal, funcionario del Ayuntamiento. Pero desde muy jovencillo tuvo otros trabajos que a priori hubieran parecido inadecuados para su discapacidad; error total: pronto demostraba ser más diestro que cualquiera en la conducción, en las faenas agrícolas, en lo que se terciara.

Ver a Paco trabajar en su taller es asistir a un prodigio de habilidad, limpieza y precisión. Y todo con la sencillez y naturalidad de quien no está haciendo nada extraordinario, sino sólo lo que tiene que hacer, con tranquilidad y buen humor.

Pero bueno, el título que he elegido para la presente entrada requiere que ahora escriba algo más acerca de mí, para no aparecer aquí sólo como testigo de la valía de mi amigo.

Cuando yo tenía once años y el cura me reclutó, junto con otros niños, para monaguillo (acólitos nos llamaba él) empecé a destacar como buen estudiante. Y en los cinco cursos de seminario, además de seminarista devoto y convencido, fui un estudiante de máximas calificaciones.

Pero dejé el seminario, volví al humilde hogar de mis padres, a un ambiente familiar que se me había quedado pequeño, que me resultaba mezquino y asfixiante.

Mi capacidad intelectual se bloqueó, esa fue mi reacción psicológica en aquel ambiente familiar, esa fue mi autoamputación inconsciente, mi neurosis. Seguí siendo un estudiante, no abandoné; pero si yo había sido un río, un joven torrente que baja alegre de la montaña, ahora mis aguas habían encontrado una presa que les cerraba el paso. Empecé a discurrir con las míseras aguas que lograban evadirse por algunas grietas de aquella presa.

No obstante, con aquellas penosas energías intelectuales, con aquellas tristes escurriduras, terminé el bachillerato, hice el PREU, terminé la licenciatura en Filología Románica, todo ello permaneciendo bajo el mismo techo que mis padres, y me fui a la mili.

Siempre con una obsesión: cuando acabara mi etapa de soldado no volvería por nada al hogar familiar.

Aunque sí, al cabo de unos tres años volví, pero ya estaba curado, con una breve ayuda de psicoanálisis había roto la presa y mis aguas volvían a fluir.

Pero habían sido diez años de bloqueo cuando aún estaba en la edad del crecimiento biológico y fisiológico. Diez años con el órgano afectivo-intelectual amputado, autoamputado.

Después de mi curación, de mi toma de conciencia freudiana, de mi caída del caballo sauliana, cada día de mi vida he sentido que seguía creciendo.

He aquí otra diferencia respecto a mi amigo Paco: seguramente él no tiene esa sensación de que su brazo perdido le está creciendo. Pero yo, que sí la tengo, que sí la he tenido desde que tenía 27 años y ya voy a cumplir 72, ¿cuánto he crecido realmente desde entonces?

Tengo que concluir. Creo que mis limitaciones me han llevado a la autoexigencia, y la autoexigencia a la plenitud, a una plenitud siempre incompleta.

Ahora ya estoy en la etapa final. A ver si consigo vivirla con buen tino, lo que sin duda me será más fácil si sigo contando con la ayuda mecánica y afectuosa de mi amigo Paco.

Abril

1

Abril

Abril, a ver qué abrirás.
Abre los cauces del cielo
para que traigan consuelo
a este suelo. Si nos das
agua abundante no más,
te tendremos por el mes
más bondadoso. Ya ves
que se secan los pantanos.
Bondadoso Abril, tú danos…
Gracias por lo que nos des.

2
Ramos

Domingo de Ramos. No
seré yo quien manifieste
una crítica que reste
valor al que redimió
al mundo, al que nos salvó
y nos unió como hermanos
a urbanitas y aldeanos.
Así que hosanna a Jesús,
que con su pasión nos lus-
tra de manchas y gusanos.

3
Medio y medio

Eres medio señor medio sirviente
y afortunado tú te consideras.
Ser sirviente o señor únicamente
es un vivir expuesto a que las fieras
con nula compasión te hinquen el diente.
Si amar y ser amado es lo que esperas,
haz tareas humildes con paciencia
y se te premiará por tu excelencia.

6
Coro

Ya los pájaros son tan urbanitas
como los jueces y procuradores.
Para oír su concierto necesitas
sólo abrir tu ventana: los primores
de sus cantares calmarán tus cuitas
y dulcificarán tus sinsabores.
Abre a abril tu ventana, amigo mío,
y al coro de sus aves ledo y pío.

6
Jueves Santo

Jesús les lavó los pies,
qué gesto tan magistral,
a ellos que eran la sal
del mundo, y que a través
del mundo, siglos después,
llevarían su doctrina,
qué doctrina tan divina,
de fraternidad y amor.
Inconclusa su labor,
el mundo amenaza ruina.

7
Viernes Santo

Yo me aprendí de pequeño
(por mandamiento del cura,
que ejercía pura y dura
su autoridad como dueño)
un poema. Ahora me empeño
en traerlo: La pedrada.
Yo de iglesia casi nada
aún aprendido había,
mas de pedradas sabía
más que el Frente Coronada.

8
Esta tarde

Toda vida un rastro deja
por muy leve que haya sido.
Así, cuando te hayas ido,
se entonará alguna queja.
Entregarás la pelleja
y alguien lo lamentará.
Mas luego el recuerdo va
disipándose cual nube.
Ya nadie sabrá que estuve
en esta tarde que está.

9
El terreno

Le está comiendo el terreno
a la iglesia la alcaldía.
Actualizar debería
la iglesia ese lote bueno
que siempre ha estado en su seno
con el mor por bandera.
Que el edil la deje fuera
y se adueñe del cotarro
será tener en el barro
a la población entera.

10
Su rugido

Una leve torpeza he cometido,
mas a un joven le ha sido suficiente
para abroncarme por tan gran descuido.
Algo mal hemos hecho si valiente
lanza un joven su ira y su rugido
contra un viejo. Quizá, probablemente
los hemos educado en la blandura;
y para su blandura ya no hay cura.

12
Restaurado

Sesenta y siete céntimos me ahorré
ayer volviendo andando hasta la casa.
Andando vuelve, Antonio, sabes que
andando la anestesia se te pasa.
Así hice, llegué, cené, estrené
un colmillo que hiende como grasa
la carne más fibrosa del asado.
Ahorro hecho, colmillo restaurado.

13
Bravo

Dos años y medio bien
aprovechados. Mi nieto
es una res de respeto,
un becerro bravo en quien
sus bisabuelos estén
gloriosamente heredados.
Hablará entre magistrados
o entre honorables doctores.
Se ganará los amores
de valientes y apocados.

14
Lema

Libertad, igualdad, fraternidad:
nunca un lema mejor hemos tenido.
En la Revolución hubo impiedad
y sangre derramada sin sentido;
y un aviso a la vil iniquidad:
el déspota tendrá su merecido.
Seamos libres, iguales y fraternos
y el Maligno se pudra en los infiernos.

15
Bilis negra

La melancolía lía
unos enredos de muerte.
Mantén la esperanza fuerte
y la mente clara y fría.
Vive el minuto y el día
y no te aflija el mañana:
hay semilla en la besana
y hay harina en la despensa.
Al hombre que de más piensa
la bilis negra le gana.

16
Los pecados

Los pecados capitales
son soberbia y ambición.
Quien es sensato varón
huye de pecados tales.
Tú debes saber que vales,
mas no más que tu vecino.
Tómate con él un vino
en paz y fraternidad.
Sentir superioridad
puede hacerte un asesino.

17
Hormigas

Año tras año merman de tamaño
las que nos llegan a instalarse en casa.
Desde el patio okupan hasta el baño,
su turba la cocina nos arrasa.
A saber cuál sería nuestro daño
si por crecer les diera en su carcasa.
Seríamos su fuente de energía,
comidos como el último Buendía.

18
la vida

La vida es una larga caminata
cuando te toca caminarla entera;
y de eso es de lo que al fin se trata:
de aguantar hasta el fin sin que se muera
mientras pueda seguir dando la lata.
Mas llega el punto de quedarse fuera,
que requiere humildad y discreción:
serás un muerto más entre un montón.

19
Pedo va

Por lo a gusto que queda el que lo suelta,
bien merece el pedo un aleluya.
Una criatura joven, bella, esbelta
suelta un pedo, y salta quien masculla
indignado y con ánima revuelta;
pero nadie se indigna siendo suya
una ventosidad como una bomba:
se reirá cual si tocara la zambomba.

20
Me susurra

Escribir este verso me relaja;
luego escribo este otro, y también.
Salen de mí cual sale de su caja
un regalo sorpresa que te den.
Si es guasona mi musa o si es maja,
no es mi problema: para mí es fetén.
Con gusto escribo lo que me susurra,
me da igual que sea ángel o sea burra.

21
Un ensayo (I)

Lo escribió Milan Kindera:
nuestra vida es un ensayo.
Yo me caigo del caballo
y estoy fuera de carrera;
pero puede que viniera
tras mí quien de mi caída
saque lección aprendida.
Así progresa lo humano:
aprendiendo del cercano
que cae porque se descuida.

Un ensayo (II)

Lo escribió Milan Kundera:
nuestra vida es un ensayo.
Si a mí me partiera un rayo,
acababa mi carrera.
Pero puede que viniera
detrás quien lección sacara
y en la tormenta buscara
más segura protección.
Aprendemos la lección,
aunque a veces cuesta cara.

22
Aves

Mi vecino Jota tiene
perdices en sus jaulones,
esas odiosas prisiones.
¿Su esclavitud contraviene
la Ley? ¿Y aquel que se cene
un pichón a la naranja
no se coloca en la franja
de maltratador de aves?
Yo no sé de asuntos graves,
yo me crié en una granja.

23
Caídas

Caerse es tan natural…
Si no has perdido la vida
en tu natural caída,
te levantas, vuelves al
trabajo urbano o rural
en el que útil te sientes.
Mas nos hace más prudentes
la desastrada experiencia.
Nos protege la prudencia,
no presumir de valientes.

24
Columnistas

Si leer el periódico es llorar
los males del presente o del futuro,
dejo el periódico y me voy al bar,
me bebo un buen coñac, me fumo un puro.
Mas no me voy porque me quiero dar
el gusto de leer a los que al duro
presente le torean las aristas,
mis dilectos, joviales columnistas.

25
Mas que manos

En el taller la bici se ha quedado
para que la precisa revisión
le efectúe Rubén, que tiene un don
que al ciclista lo deja impresionado:
utiliza sus manos con tal grado
de destreza, maestría y perfección,
que más que manos hechiceros son
que hacen volar a lo paralizado.

26
No la bebas

Enfermedades que provoca el vino,
de esas hablas mucho, pero no
hablas de las que cura. No imagino
un mundo sin viñedos. Descubrió
el Homo sapiens el poder divino
del fruto de la vid y lo tomó
como la sangre que le daba Cristo.
No la bebas, amigo, tú tan listo.

27
Carga

Lo que te dice el espejo
es lo que menos importa.
Si tu ánimo te exhorta
para que olvides lo viejo
que estás y en el aparejo
cargues no liviana carga,
dulce te será y no amarga
aun cuando mucho te pese.
Quizá por la carga cese
la tristeza que te embarga.

28
Alacranes

Este abril es muy cabrón.
Sin traernos una gota
y con la esperanza rota
nos apea en la estación
del estío. Sin perdón
mayo y junio quemarán
todos los verdes que han
aguantado la sequía.
¡A criar como se cría
la cría del alacrán!

29
De perdices

Entre campos de secano,
la cuesta más empinada.
El ciclista casi nada
adelanta. Por su mano
izquierda, con soberano
porte, un par de perdices.
Delante de sus narices
cruzan tranquilas la ruta:
“Ciclista, avanza y disfruta
y nunca mal aterrices”.

30
Tu discurso

No son libres las palabras,
pero el pensamiento sí.
Lo que te dices a ti,
eso es el campo que labras.
Mas cuando tu mente abras
ante oídos de tu hermano,
tu discurso sea grano
de la parva que labraste.
Aunque ello a él no le baste,
bástete a ti no ser vano.

Editorial de EL MUNDO

España no puede seguir sin un Pacto Nacional del Agua

17-04-23

España se enfrenta a una sequía de larga duración que hace imprescindible acometer reformas y apostar por políticas y tecnologías que permitan gestionar la nueva realidad hidrológica. El excesivo celo legislativo que ha mostrado el Gobierno ante otras cuestiones, plasmado en desatinos como el de la ley del sí es sí, contrasta con la falta de iniciativa para impulsar un Pacto del Agua, al que Pedro Sánchez se comprometió ya en 2019. Desde entonces, la escasez se ha agravado año a año, sin que la hayan acompañado propuestas ni soluciones de calado.

El problema es estructural: aunque el último invierno registró niveles de lluvia normales, incluso ligeramente por encima de la media, no han sido suficientes para paliar la preocupante situación, que acaba de volver a empeorar tras uno de los inicios de primavera más secos que se recuerdan. Las reservas de agua para consumo se encuentran a un 43,1% de su capacidad, 20 puntos por debajo de la media. Hasta donde llegan las previsiones meteorológicas, nada apunta a una mejoría, y es posible que este abril acabe siendo el menos lluvioso desde que hay datos.

A largo plazo, las perspectivas son igualmente nefastas, ya que el cambio climático traerá sequías intensas y temperaturas cada vez más elevadas, las cuales, a su vez, provocarán una mayor demanda de riego y aumentarán la presión sobre ríos, acuíferos y humedales. Entornos tan emblemáticos como Doñana o las Tablas de Daimiel están ya desapareciendo, al tiempo que los regantes piden más agua para poder mantener sus cultivos. España necesita con urgencia un Pacto de Estado del Agua. La prioridad debe ser impulsar la ciencia, la tecnología, los acuerdos y la cooperación entre administraciones. Los recursos hídricos son limitados, pero se pueden gestionar mejor. Hay margen para importantes mejoras, tanto técnicas como de gestión pública.

En primer lugar, es obligado definir las reglas del juego y los objetivos comunes. Se estima que hay más de un millón de pozos ilegales en España, mientras Castilla-La Mancha y las regiones del Levante acumulan décadas de enfrentamiento por el trasvase Tajo-Segura. Además, se echa en falta una mayor apuesta por tecnologías de vanguardia, incluidos proyectos de desalinización y recarga de acuíferos. Así lo están haciendo Israel o California, con climas similares al nuestro. Y habrá que actualizar estructuras obsoletas para evitar que el agua se desperdicie, así como mejorar la cogobernanza entre Gobierno y autonomías.

El agua es un bien escaso y España avanza hacia un clima cada vez más cálido y seco. No sirven parches ni soluciones a corto plazo. El Gobierno debe situar el Pacto Nacional del Agua en el centro de la agenda. Mientras la sequía sigue avanzando, también han de hacerlo los acuerdos y la apuesta por tecnologías que extraigan el máximo rendimiento de los recursos hídricos.