Ayer desnudo, exhausto y ofrecido
a los quemantes hielos del Enero;
y hoy bajo la lluvia de Febrero
de tantas flores blancas guarnecido.
De verde tierno espléndido vestido
Marzo te tejerá, donde el jilguero
pueda entonar su lance lastimero,
donde pueda fundar su amado nido.
Agosto pasará y habrá apagado
el brillo de tu fronda; y al noveno
mes, ya rotundo, entero y sazonado,
harás lucir el fruto de tu seno:
el que engendrara en el Enero helado
el Soberano Zeus, Señor del Trueno.
Febrero de 2004
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