Un pueblo de beatas enlutadas,
un pueblo de borrachos de taberna,
un pueblo de inodoros sin cisterna,
un pueblo sin salidas, sin entradas.
Un pueblo de pasiones enterradas
en la fosa abisal de la entrepierna;
un pueblo que envenena la materna
leche con maldiciones heredadas.
Un pueblo con hedor de sacristía,
un pueblo con candado en la bragueta,
un pueblo que respira suciedad.
Un pueblo que reniega de autovía,
un pueblo sin recuerdos y sin meta,
un pueblo que jamás será ciudad.
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