En la Antigüedad se la representaba dueña del cuerno de la abundancia y ciega… Era la diosa del reparto fortuito de bienes y desgracias.
En el siglo XV, en Castilla, estuvo especialmente activa en sus vaivenes, y se convirtió en tema permanente, en tópico, de los poetas cultos. Así, Santillana escribe su diálogo del sabio Bías contra Fortuna. El sabio no teme a la diosa; pero
Grandes son los tus poderes
contra quien non ha saber.
Juan de Mena le rinde homenaje y le manifiesta su odio en el Laberinto:
Así fluctuosa Fortuna aborrida [aborrecida]
tus casos inciertos semejan atales [los del inquieto mar],
que corren por ondas de bienes e males,
faciendo non cierta ninguna corrida.
Y Jorge Manrique la llama “señora” con retintín:
Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora,
¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
pues que son de una señora
que se muda;
que bienes son de Fortuna…
Pasaron los siglos, llegaron otros tiempos… Se inventó la televisión. La gente ya no tenía que mirar a su alrededor, ni a su propia conciencia… sólo a la pequeña pantalla. Y siempre las desgracias ocurrían a los que estaban al otro lado de la pantalla. Para los que estaba a este lado, fumando tranquilamente en su sofá, Fortuna se convirtió en una marca de cigarrillos. Y si algo como una sombra de amenaza se cernía sobre los televidentes algún día, a éstos les bastaba con tocar madera para eludir el peligro. No obstante, a veces, las desgracias les ocurrían a ellos (las excesivas capas de barniz sobre la madera habían impedido el contacto de la piel humana con el cuerpo salvífico). Entonces todos los médicos y enfermeras parecían pocos, todos los santos y vírgenes eran invocados; todos los psicólogos hacían su agosto poniendo paños calientes sobre las almas de los que habían sacado los cuerpos indemnes.
Hoy todos estamos libres de los reveses de la diosa Fortuna, porque todos nos hemos pasado al otro lado de la pantalla; todos somos sólo unas imágenes que circulan por los cielos de Internet; y que de pronto aparecen, o desaparecen, en cualquier monitor.
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