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Mis gorilas

A Nicolás, hijo de Nicolás y de Antonia.

El lunes antepasado dediqué mi textículo, mi certepatía, mi palabrada, al Zapatero de la Moncloa… y hoy se la quiero dedicar a mis zapatos.

No fui un niño envidioso cuando fui pobre. Porque, con toda seguridad, no me sentía tan pobre: tenía padre, hermanos, abuelo, abuela, burra, cabra y cochino, dos higueras, dos granados… Lo que nunca tuve (antes de ser seminarista) fue un par de zapatos. Los que llevé el día de la Primera Comunión desaparecieron de la casa, como el traje, en cuanto me los quité: debían de ser prestados. Pero aquellos Zapatos Gorila, tan fuertes, tan flexibles, tan negros, tan suaves… ¡qué pocos niños vi que los llevaran! Además, con ellos daban, supongo que venía en la misma caja, una pelota verde, algo más pequeña que una pelota de tenis, ideal para jugar a los hoyos en las eras. ¡Eso sí que era una suerte: tener los mejores zapatos, y la mejor pelota para los hoyos! Esa suerte a mí nunca me tocó.

Hoy me desquito: mis zapatos son de marca. ¡Lo único de marca de mi atuendo! Porque los calzoncillos, que también exijo óptimos para llevar aseguradas las pelotas, los encuentro a euro y medio en cualquier hipermercado o mercadillo.

Mis zapatos son de marca. Y, además, tengo siempre dos pares: unos negros y otros marrones, para que me combinen con la ropa como manda la elegancia. Ahora sí soy rico. Tengo, aparte de los testículos bien cubiertos, dos pares de gorilas. A cambio, he perdido a mi abuelo, a mi abuela, a mi padre, a la chota que me seguía, como un perrito, negra y saltarina, por la vereda de la Acequia Baja…

¡No se puede tener todo!

Dejan una casa cuartel sin vigilancia por atender el chalé de Corbacho

En El Mundo [hoy]
BARCELONA.- La Unión de Guardias Civiles de Cataluña ha denunciado que «se ha cerrado y dejado sin seguridad» un cuartel de este cuerpo para atender la vigilancia de un chalé donde pasa los fines de semana el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.

Por medio de una nota de prensa, esta organización ha calificado de «inconcebible» que «literalmente se cierre un cuartel de la Guardia Civil para que los miembros del cuerpo destinados en el mismo» vigilen la casa del nuevo ministro.

Por razones de seguridad de los guardias civiles, así como de sus familiares que residen en este cuartel, la secretaria general de la UGC en Cataluña no ha informado de qué instalación se trata, «en tanto que la situación no se restituya a la normalidad».

«Desconocemos de dónde parten las órdenes y quién decide qué escolta le corresponde a un ministro un fin de semana de asueto, pero es evidente que cerrar un cuartel y dejarlo sin la más mínima seguridad, ni siquiera con un guardia de puertas, cuando en el mismo residen guardias, mujeres y niños, nos parece, en el mejor de los casos, de una irresponsabilidad absoluta», señala la UGC.

Los responsables de esta organización recuerdan que los guardias civiles «somos objetivo prioritario de grupos terroristas, en especial de ETA».

Patente discurso

Pienso en no dejar vacía, aunque sea domingo, la página de hoy en Certe patet. Pero como estoy perro, debe ser por la TelePerrea de anoche, decido copiar lo que más me ha gustado de lo que he leído esta mañana en la prensa internáutica –en papel ya no leo prensa–. Hago repaso mental y concluyo que lo que mejor me ha parecido, ha sido la página de Pérez-Reverte en XLSemanal. Y me entran dudas… ¿He copiado aquí algún día la entrega de Patente de corso? Creo que no… ¡Ni hoy tampoco lo voy a hacer! Si el lector de Certe patet tiene a bien leerla, que entre en el mencionado suplemento, que es abierto, es decir, patente.

Cierto compañero, de los verdaderamente aficionados a la lectura, me comentaba un día que el fallo que le veía a la literatura de Pérez-Reverte es que es fácil. Lo mismo que pensó el Señor de Jérica de los cuentos de El conde Lucanor. El de Jérica, según se ve, tenía autoridad ante don Juan Manuel. Y éste, para seguir su consejo, comenzó a escribir aquellas máximas del final del libro: como las moralejas de los cuentos, e incluso más abreviadas; y, además, sin cuento. Bueno… Aquello no hizo mejor escritor al príncipe escritor; ni tampoco peor…

Góngora, el poeta difícil del Siglo de Oro hasta que nos lo explicó Dámaso Alonso, hizo en su obra más difícil, las Soledades, un monumento a la vida sencilla. ¿Le atraía el ideal de la vida sencilla pero no el de la literatura sencilla? Ya digo… Dámaso Alonso demostró que su literatura también es sencilla: para los que no se conforman con ser ignorantes.

Galdós era sencillo y verdadero. Hizo la historia novelada de su siglo con verdad y sencillez: el gran monumento del siglo XIX. ¿Qué gustó menos a las oligarquías de la patria para que pidieran que no se le concediera el premio Nobel: su sencillez o su verdad?

Efectivamente, Pérez-Reverte es sencillo; quiero decir, su literatura. ¿Eso le resta calidad artística? No le resta: sólo le suma (o, mejor, le adhiere) la envidia de los mediocres; que son legión.