Vino queda
y me dijo:
“No queda vino.”
Yo le dije:
“Si agua tienen,
que se aguanten.
Aún no es hora de prodigios,
portentos o maravillas.”
Se retiró y me quedé
pensativo:
“Estos pobres son mis hijos,
gentes buenas y sencillas
en las que ni Dios repara…
Continúen el festejo,
que yo haré del agua clara
vino añejo”.
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