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Terra certe patet

No siento más amor por la bandera blanca y verde que el que pueda sentir por la de la patria querida de Asturias, que, me parece, es de un color celestito muy guapo; o por la del Vaticano, que tiene, según creo, los colores del huevo frito.

No me gustan las banderas: me gusta el campo abierto. Y por eso este puente de los estudiantes y de los maestrillos no lo celebro como el puente del Día de Andalucía, sino como el puente de San Matías, que trae el sol a las umbrías y el boleto de salida para el invierno.

Para celebrar San Matías, acabo de darme una buena y animosa caminata por el campo, entre secanos abandonados a los matojos, y cuidados cultivos. He pasado, por ejemplo, junto a la viña de mi amigo Eustaquio, que ahora duerme el sueño necesario para su próxima belleza y fecundidad. El que ahora está hermoso es el enorme almendro que tiene en medio de la viña: un gigantesco globo de flores blancas.

No me gustan las banderas como no me gustan las fronteras. Me crié en estos campos adonde ahora he venido a pasar el puente. Y el campo no tiene bandera: tiene coles, almendros, vides; y también muchos pájaros, que tampoco entienden de banderas, sino de trinos. Luego me cogieron los curas por su cuenta y me dieron una educación católica. Hace mucho tiempo que dejé de de considerarme católico, pero el adjetivo católico me sigue gustando; más que nada por su etimología griega: para todos. Como quiero yo la tierra de la Tierra.

Al agnóstico y pacífico profesor de una lengua hispánica que ahora soy no le gustan las banderas. Porque donde hay banderas hay fronteras; y donde hay fronteras hay policías impidiendo el paso o, por lo menos, incordiando.

El nombre de este blog salió de unas palabras de Dédalo versificadas por Ovidio: caelum certe patet: el cielo ciertamente está abierto. Pues bien, yo deseo para estos tiempos nuestros una tierra de la que se pueda decir lo mismo: terra certe patet.

Título/nombre (poema 411)

Si es éste el primer verso

de un poema salido por mi mano

(ha salido de dónde por mi mano)…

Si éste es el cuarto verso

de un poema escrito con mi sangre

(por quién ha sido escrito con mi sangre)…

Si éste verso es el séptimo

de un poema que rima mi vida con la vida

(en qué rima la vida con mi vida)…

Si éste verso es el décimo

de un poema que canta que no estoy,

que me fui para siempre, que no soy

(dónde dejar escrito este poema,

dónde estará el lector de este poema)…

Una hora antes

Todo el mundo sabe que cuando se emite en directo, para todos los territorios de la nación más el orbi y la urbi, uno de los bellos discursos del Presidente Joseluís acerca de lo bien que vamos a superar la crisis económica los españoles, porque estamos en la liga de los campeones (los de la oposición, por fastidiar, dicen que nuestra liga es sólo de peones, o de capones, o de copones, pero no de campeones), todo el mundo sabe, repito, que esos sublimes más que bellos discursos llegan a la millonaria audiencia (quién habló de crisis: audiencia millonaria) simultáneamente, lo que significa, aclaremos para lectores de ESO y de POSTESO, al mismo tiempo. ¡Ah…! Todo el mundo no lo sabe… Algunos locutores de emisoras de ámbito nacional, entre ellas RNE, están convencidos de que en Canarias los disfrutan una hora antes de que los pronuncie… Si ello fuera así, ¡qué fortuna tan favorable la de los habitantes de las Islas Afortunadas!