A mi compa y amigo Tomás Barroso
El teatro de mi ciudad es secular: pasó un siglo cayéndose a pedazos; y ahora está pasando otro siglo levantándose a pedazos. Espero que algún bisnieto mío me pueda mandar un e-mail al otro mundo (gonfertonio@otromundo.pa –pa de paraíso, naturalmente–) notificándome que ha asistido a la representación de una obra en el Florido; La gaviota, de Chejov, por ejemplo. Yo le preguntaría, en mi e-mail de respuesta, si la descripción “desde dentro” de lo que es la vida de un escritor de éxito seguía sonando tan verdadera en las alocuciones de Trigorin; le preguntaría si todavía la vocación de actriz desataba en la tierra pasiones tan furibundas como la de Nina; si actrices de éxito tan aplaudidas como Arkádina continuaban poniendo tanta carne propia en sus personajes como para llegar a la cincuentena convertidas en ninots de sí mismas; si jóvenes tan lúcidos como Tréplev se suicidaban todavía.
Mientras tanto aquí, en esta ciudad de teatro en obras no precisamente de teatro, hago como mi abuelo Miguel cuando me decía: “Anda, Antonio, ve por el libro y me lees un ratico”… Yo me voy a clase con mis alumnos optativos de Literatura y les digo: “Venga, coged El tío Vania y me lo dramatizáis un poquito”.
Filed under: Apuntes | 1 Comment »