Cuando en el siglo XVI aparecieron aquellos reformistas que juzgaron necesario un cambio hacia un cristianismo más espiritual y menos ritual, más personal y menos controlado, la jerarquía de la Iglesia, con el Papa a la cabeza se opuso a ello. Así, los católicos entraron en la Edad Moderna sin modernizarse.
Hoy aquellos ritos de entonces se han convertido en folclore; y el folclore, a su vez, en turismo y comercio.
Habrá, sin duda, católicos que, en esta llamada Semana Santa, encuentren motivos para su edificación espiritual. Éste que aquí teclea lo que menos ve en la Semana Santa es religión. Y, aun siendo él agnóstico, lamenta este hecho, porque percibe una notoria falta de anclajes morales en esta sociedad. Anclajes que también podrían venir de una religión acorde con los postulados cívicos democráticos, ya que, al parecer, la mayoría de la gente no puede vivir sin algún tipo de soporte religioso.
Por desgracia vivimos en una sociedad a la que cualquier soplo de leve brisa conmueve, y que no resistiría un vendaval. ¡Cuánto menos un cataclismo!
En fin, visitantes de Certe patet, os deseo para estos “días santos” salud y ocio. Ocio, naturalmente, entendido a la manera antigua, como lo entendía Cicerón en el siglo I antes de Cristo; o, al comienzo de la Edad Moderna, el agustino fray Luis de León, cuando se retiraba a La Flecha, y oía las veces que le llegaban, procedentes del cielo, de la tierra o del infierno, a través de su espíritu.
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