A mis alumnos de 2º de Bachillerato,
que hoy han recibido el palo –y la zanahoria-
de las notas.
NO ESRIBIR
A veces me da un poco de coraje
tener esta afición versiculera
(ver si culera). A ver si Dios quisiera
librarme cuanto antes de este ultraje.
Si Baudelaire dejó tanto bagaje
(santo bagaje) para que esta fiera
(Baudelaire, Voix de l’Air, ¡qué bueno era!)
degluta, rumie, asimile, encaje…
Esta fiera infantil que es este hombre
quisiera no escribir ni un pareado,
trazar siquiera un trozo de su nombre.
Es tan cómodo andar por lo ya andado;
es tan gustoso que el camino alfombre
el verso que otros hombres nos han dado…
ESCRIBIR
A veces, aburrido, llego al folio y comienzo
a trotar por el blanco llano de orilla a orilla.
Mi caballo es brioso; no le pesa la silla
ni el jinete que estraga la blancura del lienzo.
Pero se va cansando. Y compruebo que dejo
tan deshollado el suelo por donde voy pasando,
que, sujetando riendas al bruto en el que mando,
digo a mi bruto amigo: “Tu casco ya está viejo”.
A mi bruto acaricio y él afloja el resuello.
Salimos de la extensa paramera del folio
y nos encaminamos a un huerto de octavilla.
Marcha al paso mi bruto. Ahora su casco es sello,
deja huella su paso. Ahora su silla es solio
desde el que miro el mundo: miseria y maravilla.
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