Antes que a ser andaluz,
aprendí a ser católico;
luego Eolo, a ser eólico,
me enseñó; y me dio agriduz
la vida, escueto arcaduz
por el que vamos fluyendo…
Aunque torpe, yo me entiendo…
Me quité las etiquetas,
me olvidé de las recetas,
no ofendo ni me defiendo.
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