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EPITAFIO DEL ENAMORADO

Hoy, en una de mis clases de 2º de Bachillerato, hemos dedicado cuarenta minutos a fijar las fechas de los exámenes que nos quedan: cinco en cinco semanas. Y los diez minutos restantes los hemos dedicado a la lección: teoría y práctica del comentario pragmático de un texto.

El elegido para tal ha sido el breve poema de Juan Bonilla que se titula como arriba queda, y que sin más demora copio:

Si alguien quiere escribir mi biografía

no hay nada más sencillo:

dispone de dos fechas solamente.

La del día en que te conocí

y la del que te fuiste.

Entre una y otra transcurrió mi vida.

Lo que ocurriera antes lo olvidé.

Lo que suceda ya, carece de importancia.

No he elegido este poema por sus defectos, sino por sus cualidades literarias. Cuando leí, hace unos meses, Defensa personal [Antología poética 1992-2006], Renacimiento, encontré muchos poemas que me parecieron muy logrados, claramente magistrales. El que he copiado forma parte de una serie de epitafios (“Epitafio del ateo”, “Epitafio de Alcibíades”, “Epitafio del suicida”) que vieron la luz en El Belvedere (2002).

He provocado a los alumnos para que descubran que es forzado, demasiado forzado, que el autor pretenda hacer pasar su mismo y único poema como verosímil epitafio, como verosímil carta de despecho que el poeta envía a la criatura malvada que lo ha abandonado, a la cual éste se dirige en segunda persona en los dos versos centrales, y como verosímil lección de retórica para unos verosímiles alumnos: “Tipos de epitafio”. Mi alumno Mario ha añadido que además está el mensaje que el poeta y profesor destina a sus posibles biógrafos: “Mi verdadera vida ha sido ésta: escribidla bien”.

El magistril paso siguiente hubiera sido mandarles a ellos que desglosaran en distintos poemas el poema, uno para cada destino y colocación: el mero epitafio, la carta de despecho, el mensaje a los biógrafos y la lección de retórica. Pero, como no me atrae torturarlos a ellos con aquello de lo que yo disfruto, he hecho yo mismo los desgloses. Y aquí van, dedicados cordialmente a Juan Bonilla:

EPITAFIO

Mi vida transcurrió entre estas dos fechas:

el día en que conocí a mi dulce dueña

y el día en que me dejó. Rezad por ella.

A TI, CRUEL

Ni Dios ni padres: tú

me llevaste a la vida. Y a la felicidad.

Luego te fuiste y me dejaste donde

todo es desierto, y donde yo no soy

sino un triste esqueleto calcinado.

MI BIOGRAFÍA

Que nadie piense en escribir mi vida.

Yo la dejo aquí escrita en estos versos:

viví mientras la amé y ella me amó.

Luego ella se fue.

Y se acabó mi historia.

GÉNERO LITERARIO

Un epitafio es sólo

un sencillo ejercicio de retórica;

sólo un lúdico luto literario.

Escribirnos el propio es imposible:

nadie puede escribir sobre su tumba.

Ni sobre la de otro si lo ama.