- Si quieres morir, avisas. Lo decía el Arcadio, cuando alguien se le propasaba con alguna broma o alguna provocación.
- Así no vas tú a Maquirena. Se le decía al que andaba abriendo mucho el compás de las piernas, mientras contaba los nueve pasos para tirar el penalti.
- Eres más cabezón que los marranos de Maracena, que eran dos y por cojones querían dormir uno en medio. No necesita explicación.
- Teta y sopa no cabe en la boca. Cuando alguno quería simultáneamente las ventajas de dos posiciones diferenciadas.
- Ídem recontraídem. Se lo decías a alguien que se había cagado en tus muertos.
- Como los pavos de la tía Cañota: dos por tres calles. Cuando los que tenían que hacer algo codo con codo andabas desperdigados, cada uno a su bola.
- No hay marrano que no sea asqueroso. Si alguien se lavaba más de la cuenta: porque le daba asco de todo.
- Corazón sin trampa, morcilla sin ataero. No esconder en el corazón algún secretillo, es llevar una vida antinatural, es como… una “morcilla sin ataero”.
- De la calle vendrá el que de tu casa te echará. Ándate con ojo con nueras y yernos.
- Caga más que los chaveas de Mites. Cagar era presumir. El otro significado lo conoce todo el mundo.
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