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Calmo verano

Un libro, un boli

y unas horas de calma.

Gracias, verano.

Me acerco al muro

y la salamanquesa

huye aterrada.

Una lombriz

en el pico del mirlo:

no habrá rescate.

Mi zapatilla

quita a la cucaracha

de caminar.

Oh saltamontes,

cómo has atravesado

la mosquitera.

¡Cuántas visitas!

Imposible estar solo

en el verano.

Este que va

Dejé la infancia y me alejé

de la pasión del fútbol.

Y me alejé igualmente

del mundo rutilante de los templos…

Salve Regina Mater, Veni Creator Spiritus

Comenzó a parecerme todo eso

papilla celestial, cine de fantasía.

Luego, mientras duró mi juventud,

fui devoto y voraz peliculero:

la reciedumbre de John Wayne,

los ojos y los pechos de Kim Novak.

“Sé joven, ven al cine”,

decía por entonces un anuncio.

Me hice hombre y dejé de ver películas.

Y me metí en la realidad:

una esposa, unas hijas, un trabajo,

un piso que pagar y que amueblar,

los ratos con amigos copa en mano,

las largas caminatas por las calles o el monte.

A veces, reunida la familia,

vemos algún partido, o vamos a la iglesia,

o vemos una peli.

Y me gusta el partido, la misa, la película

vividos a este lado de la fe o de la tele.

De lo de allende pienso: qué pérdida de tiempo.

¡Tiempo! Es lo que ahora valoro:

que los minutos se dilaten,

que se ensanchen las horas y remansen los meses.

Al caudaloso río que avanza en la llanura

no le gustan las prisas.

Rubalcaba o la Educación

Que las primeras declaraciones institucionales del Candidato hayan sido sobre cambios en Educación, me parece lógico: hay mucho que mejorar en Educación. Y para que ésta empeore sólo es necesario seguir, sin hacer rectificaciones, con el sistema vigente.

Ahora bien, el Candidato, un hábil orador, lo único que ha dicho en sus declaraciones ha sido una tontería doble: la culpa de que la educación esté mal en nuestro país la tienen los profesores, y, por tanto, es a ellos a los que tenemos que aplicar el cambio: deben tener una formación similar a la de los médicos.

En general, la formación del profesorado es hoy sólida, bastante mejor que suficiente. Yo, de alumno, tuve profesores con mucha menos preparación para desempeñar su trabajo; y a pesar de ello lo desempeñaban con encomiable dedicación y eficacia: porque eran otros los alumnos, otra la sociedad, otras las normas.

En cuanto a lo de poner como modelo a los profesionales de la sanidad española, sólo significa reconocer la solvencia laboral de éstos. “Reconocerla”, entre comillas: muchos de ellos se tienen que ir de su país precisamente porque no se les reconoce.

El sistema educativo vigente, en cuyo arranque tuvo tanto protagonismo el ahora Candidato, parte de la premisa de que el educando está, salvo poquísimas excepciones, en la mejor disposición para colaborar, con su esfuerzo propio, en su propia formación: como el enfermo que acude, o llama, al médico porque tiene fiebre, o dolores de estómago, o mareos. En estos casos sí: lo normal y habitual es que el joven paciente colabore con su médico; y se tome sus medicinas, o se acueste, o modifique temporalmente su dieta alimenticia, o sus hábitos deportivos.

La actitud del interesado es muy distinta cuando el profesor le indica al alumno el camino para salir de su enfermedad alfabética: leer, buscar en el diccionario y anotar el significado de las palabras nuevas, memorizar algunas definiciones o algunos datos, ser cuidadoso y pulcro al realizar un escrito formal… O, mejor dicho, la recepción de este mensaje sí es buena. Lo malo viene en el momento en que hay que ponerse a aplicarlo, habiendo tantas otras opciones para pasar el tiempo de forma incomparablemente más placentera. “Además, estoy repitiendo 2º, y por tanto el año que viene voy a pasar a 3º. ¡Que estudie el maestro!”

Rubalcaba: no pasarás de Candidato a Presidente. Pero si pasas, haz una Ley de Educación consensuada con la Oposición, y con otros Agentes Sociales, y con la Unión Europea, y con la Globalización. Una Ley en la que derechos y deberes estén en el mismo rango. Y líbranos de la ESO, amén.