Ayer fue un penoso domingo. Todo el santo día de correcciones. Porque hoy lunes había que llegar al instituto con las notas cantadas. Terminé a las 22:30; bueno, se terminaron mis energías. No obstante, luego no me podía dormir. Revoloteaban a mi alrededor, como insectos voraces, los errores que había corregido, y me picaban con el largo pico rojo que yo les había proporcionado.
Hoy, al llegar a casa, el cansancio era aún mayor; pero tampoco el sueño ha llegado a la siesta. Así que me he tomado mi testarazo de café negrísimo, y me he puesto a leer un libro nuevo; un libro que ha llegado a mis manos esta mañana; un libro de poemas. El primero de estos poemas, que es una traducción, me ha dejado parado y expectante. El segundo, que es el primero, ha atrapado mis sentidos y mi mente. El tercero, que es el segundo, me ha sacado las lágrimas. El cuarto, que es el tercero, me las ha secado. El quinto, que es el cuarto, me ha abierto la sonrisa. Y así sucesivamente. Hasta leer el último, no he podido dejarlo. Ha sido una lectura consolatoria, compensatoria. El libro se titula Con el tiempo. Y lo ha escrito Enrique García-Máiquez. Por favor, no me lo pidáis prestado. Lo necesito para releerlo, para aprendérmelo.
Filed under: Comentarios |
Deja una respuesta