Con ritmo razonable,
a la de tres reconvenciones
(“¡Que tú eres una niña, y no una metralleta!”)
nos recita Rocío:
-Don Juan, don Juan, yo lo imploro
de tu hidalga compasión…
-¡Compasión no: condición!
Rocío se queda callada….
La defiende Zoraida:
-Pues en el libro dice “compasión”.
-¡Pues está equivocado! –la rebato.
Luego, en casa, recuerdo. Y consulto mis libros,
ediciones fiables de la obra…
¡Qué horror! No solo erró el libro de texto:
también se equivocó José Zorrilla.
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