Ponderemos una vez más la rapidez del tiempo: “hace nada” yo andaba en esa situación, la de buscar trabajo, y ya estoy al final de mi vida laboral. Otra generación, a la que pertenecen personas que me son tan queridas, es la que busca empleo (en una coyuntura, ay, poco favorable). Para ella, para ellas, expongo aquí algunas consideraciones:
- Honradez. Quien busca trabajo tiene que tener muy claro que va a anteponer la honestidad personal a cualquier beneficio extra que implique la relajación de tal virtud.
- Aprovechamiento de la experiencia previa. Que no es solo la experiencia propia del estudiante. No puedo imaginarme a una persona que haya vivido de los seis a los veintiséis años sin más obligaciones que sacar adelante los cursos académicos, con mejores o no tan mejores calificaciones.
- Aceptación sincera y valiente, honrada, de que hay alguna o algunas tareas para las que nos sentimos absolutamente negados: las ventas a domicilio, la cocina, el canto… Lo que sea.
- Un ideal profesional. Es posible que no todo el mundo lo tenga. Pero muchos jóvenes sí que tienen hecho suficiente autoanálisis, adquirida suficiente consciencia de sí mismos, como para saber a qué tipo de tareas se podrían dedicar con más solvencia y autosatisfacción. Tareas que desempeñarían, o desempeñan, incluso sin cobrar. Creo que esta es la máxima fortuna en el mundo laboral: que nos paguen por hacer lo que nos gusta.
- Paciencia en el paro. Una paciencia que no puede excluir a su contraria, la impaciencia, pero sí combinarse con ella en las dosis justas para que la vida siga siendo no solo llevadera sino hermosa. En la vida de cualquiera puede haber importantes satisfacciones muy baratas o incluso gratuitas. No todo lo bueno cuesta dinero o cuesta caro.
Al final de este curso pasado, quizá en mayo, mientras paseaba conmigo mismo, me abordó para saludarme un antiguo alumno, AL, hoy ingeniero de telecomunicaciones. Charlamos un poquito; y, para demostrarme que seguía recordando cosas de mis clases, Latín y Lengua en 2º de BUP, soltó unas cuantas frases en latín (AL era un alumno excelente), entre ellas el siguiente proverbio: Facile cum valemus recta consilia aegrotis damus: Con facilidad, mientras estamos sanos, damos buenos consejos a los enfermos. ¡Ah! Pero yo aquí no he dado consejos: solo he expuesto algunas consideraciones.
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