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¿Dónde está Sala?

«En educación hay que seguir el modelo de éxito que en el deporte español»

El Catedrático de Economía en la Universidad de Columbia en EE.UU. y ex tesorero del Barça Xavier Sala I Martin ha sido el encargado de ponencia sobre Educación Universitaria del PP de Madrid basada en enseñar a los niños a ser críticos y felices

TERESA SÁNCHEZ VICENTE / MADRID

Día 23/10/2010  [ABC]

 

EFE

El catedrático Xabier Sala durante su intervención en la inauguración de la convención del PP de Madrid

¿Cuál es el principal problema de la educación española?

La educación se basa erróneamente en los principios de igualdad y universalidad. El sistema está «macdonalizado» porque se busca que todo el mundo haga lo mismo y así, se cae en la mediocridad. No todo el mundo, al igual que en el mundo del deporte, puede ir a la vez. El problema comienza cuando a un niño que tiene un potencial de 100 sólo le dejamos llegar a 20.

¿Cómo se puede llevar a la práctica un programa de diferenciación?

Sabemos que el modelo que funciona es el que se sigue en el deporte. No todos tienen que ser Rafa Nafal. A él se le puso en una escuela de alto rendimiento distinta a los demás porque se vio que tenía talento. Lo mismo ha pasado con cientos de deportistas de élite que han llevado a España a lo más alto. ¿Por qué no tenemos centros de Matemáticas, Ciencia o Medicina?

Los centros de alto rendimiento pueden discriminar a los menos listos…

Hay que personalizar los libros de textos a las necesidades de cada estudiante. El objetivo no es que haya una clase de listos y otra de no listos, sino que en una clase de 30 estudiantes haya 30 potencialidades distintas. Esto exige una revolución a todos los niveles: estudiantes, profesores y dirigentes.

¿Es lícito que los políticos diseñen los programas educativos?

Hay que acabar con los planes de estudios. El ministro de turno no puede decidir lo que se tiene que estudiar porque supone uniformar la educación y tenemos que es buscar la excelencia. Si no se hace, vamos a tener un país poco competitivo, con falta de iniciativa e infeliz.

¿Y qué responsabilidad recae en la familia?

Los padres quieren que sus hijos vayan a la universidad y no todo el mundo tiene que hacerlo. Hay que potenciar las habilidades y vocaciones de los niños y fomentar así que la gente sea feliz en su futuro trabajo.

¿Es mejor el sistema estadounidense que el europeo?

Sin duda. En Estados Unidos se fomenta la figura del empresario, los chavales quieren ser como Bill Gates. Además, se enseña a hablar en público y a no rendirse ante el fracaso. Europa va en la dirección de China en el sentido de la uniformidad. No creo en el plan universitario de Bolonia.

Entonces, ¿hay que copiar el modelo norteamericano?

España tiene que liderar, no copiar. El factor principal que impide la revolución es la tiranía del sentido común. Los visionarios siempre fueron a contracorriente en un primer momento. Hay que llevar a cabo una revolución mental y conseguir que la innovación venga de los estudiantes, de la gente de la calle.

Faro de Cabo de Gata

FOTO DE ICO JOAQUÍN

Restricciones

En el presente curso las susodichas restricciones son tan severas, que incluso a los servicios han llegado. A los cuartos de baño, dicen algunos a los que la palabra servicios no les parece suficientemente eufemística.
A los alumnos solo se les permite hacer pipí durante el recreo. Los tres minutos de entre clase y clase no son suficientes para tanto esparcimiento. ¡Hala! Ya que no sois capaces de retener la ciencia, por lo menos retened la orina.
Por nuestra parte, los profesores nos movemos en similares apreturas. Nos han puesto carteles en nuestros aliviaderos, advirtiendo que una colilla furtiva dejada caer en la taza del váter puede provocar una inundación de mierda en el barrio. ¡Vamos, lo que necesita el barrio!
Así que estaba yo el otro día sentado en lo que más que trono de higiene llamaría silla tortuoria, sujetándome la barbilla con la mano como otro Pensador, cuando, ¡en el momento menos oportuno!, me entraron los escrúpulos: ¿Qué hago? ¿Cago o no cago? En tan tremendo corte de evacuación, lo único que se me ocurrió fue sacarme el boli del bolsillo de la camisa y escribir en el trozo de papel higiénico que ya tenía preparado:

Si en el Bendito Instituto,
profe, tienes que cagar,
no olvides que has de dejar
el Instituto impoluto.
Portarás en tu macuto
o en tu historiada cartera
una discreta tartera
donde deponer tu hez.
Pues es tuya, no es memez
que tú te la lleves fuera.

¿Qué ocurrió después? Dudo que nadie pueda sentir curiosidad por cosa tal. Pero, de darse el caso, le diría parodiando a Garcilaso:

De tan odioso fuego consumido
nunca fue profesor; si preguntado
soy lo demás, en lo demás soy mudo.