Exordium
Espero que este discursillo me salga bien: llevo bastante tiempo preparándolo.
Narratio
Queridos compañeros y compañeras, queridas autoridades de la mesa presidencial:
Os hago saber, no que me jubilo: eso ya lo sabéis; sino que me jubilo con júbilo. Me retiro con un grado de salud suficiente como para dedicar muchas horas vivas al cultivo de unas cuantas aficiones que me han acompañado toda la vida: amantes a las que me habría gustado entregar una parte mayor de mis energías. Energías que, sin embargo, iba devorando con ansia la legítima, o sea, el ejercicio de la profesión, el trabajo del instituto.
Me jubilo con júbilo, pero también con pena… Toda mi vida he procurado, con empeño y dedicación, ser un profesional competente, un buen profesor de instituto. Y estoy convencido de que aún tengo energías y facultades y ganas para seguir siéndolo. Pero, como muy bien sabéis y muy duramente sufrís, a nuestra profesión se le han ido adhiriendo tareas espurias que la empecen, la entorpecen, la dificultan y la degradan. De modo que tengo que aceptar que, para ejercer la profesión en las presentes condiciones, ya no me quedan fuerzas.
Peroratio
Por tanto me despido. Os abrazo a todos y me marcho.
Ojalá muy pronto los que ejercen el poder político reaccionen, se den cuenta del estado ruinoso al que han llevado a la juventud de este país y, por ende, a la sociedad entera; y se pongan de acuerdo los representantes de los distintos partidos para dar un golpe de timón que reoriente la nave educativa.
Y ojalá en muy poco tiempo la sociedad, consciente de nuevo de vuestra alta misión, os devuelva el prestigio que ahora os niega, el reconocimiento que ahora os escatima, la gratitud que siempre os merecéis.
Queridos amigos que aquí quedáis, que dais aquí tanto: yo os digo con el verso de Machado: “conmigo vais, mi corazón os lleva”.
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Cómo pasa el tiempo. Pero hay algo que no pasa: la realidad personal de cada uno.
Es verdad que los políticos, sálvese el que pueda, lo están deteriorando todo con su ambición, su inconsciencia, su ineptitud. Pero los niños de tu instituto, tus compañeros, limpios de corazón, están tomando una lección, que jamás olvidarán: tu honestidad, tu ilusión, tus ganas de construir un mundo, donde el hombre pueda proceder con toda su honestidad, libertad y soladaridad. Mi enhorabuena.
Recibe mi enhorabuena
Recibe mi enhorabuen mi enhorabuena
Querido amigo:
Como tú, que fuiste mi maestro, siempre he querido ser honesto y cumplidor. Pero también sonriente en la pena y grave en la sonrisa. No sé cuándo me jubilaré. Es verdad que he solicitado la anticipada. Pero parece que está a punto de salir un decreto que a saber cómo cambia las normas hasta ahora vigentes . Así que toca esperar, y sonreír, y seguir trabajando.
Un fuerte abrazo.
No me cabe la menor duda de que cuando llegue ese día en el que tendrás que decir hasta siempre a tantos y tantos alumnos a los que les has dedicado tantas horas de tu vida con la intención de transmitirles todo aquello que tú has ido aprendiendo a lo largo de tu vida, así como a los compañeros con quienes has compartido momentos buenos y menos buenos, te quedará en el fondo de tí la enorme satisfacción del deber cumplido.
Enhorabuena y ojalá no se demore demasiado.
Un abrazo.
Un abrazo.