El cuerpo apenas anda… Algún trote no más.
Un trote de gacela o de cochino: se puede matizar.
El espíritu vuela. Más que como paloma,
como ave rapaz.
El espíritu mira
del mundo la ancha faz.
Sentido del humor
no le faltaba al
que emparejó esta yunta. Pero no estaba loco.
El tiempo va pasando. Y este par conyugal
igualmente se va acompasando.
Se va compenetrando.
Pero no: se separan. Se juntan. Se separan.
Diríase que andan
cual cazador con can.
Y así van recorriendo la ruta de la vida.
Mas cuanto más se acercan
al punto de destino,
más recto camina el lento.
Y más vuela el veloz volublemente,
atraído por todo. Como Aquiles,
en meta entrará el último.
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