A Fernando Triviño Montoya
(que perdonará mi desmemoria)
y a Nicolás Rivero
(que reconocerá mi recuerdo).
Era el verano.
Yo dormía en la era
junto a mi padre.
Cuánta armonía
en la noche estival:
grillos y estrellas.
Y, con la aurora,
trino y fruta en las ramas
y agua en la acequia.
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