En la mar océana del conocimiento, uno tiene muy claro que no puede ni debe adentrarse; sino conformarse con merodear por la orilla, o, llegado el momento oportuno, darse un chapuzón en la espuma del rompeolas.
Así que, como uno es ignorante confeso, puede decir abiertamente que nunca le ha encontrado la gracia ni a la poesía de Claudio Rodríguez ni a las columnas de Antonio Lucas en El Mundo. No obstante, ayer leí la columna de Lucas, y ahora la tengo aquí delante. Se titula “Claudio”, y comienza así:
CADA VERANO bajo algunos días a las calas con los poemas de Claudio Rodríguez y leo cosas así: Lo que antes era exacto ahora no encuentra/ su sitio.
Y una vez más me quedo sin entender lo que escribe el poeta Claudio. Pero ahora, además, me pregunto: ¿Por qué Antonio Lucas no respeta las normas ortográficas de la RAE? ¿Por qué no acota su cita con las comillas? ¿Por qué no coloca la barra que indica el final de un verso y el comienzo del siguiente “precedida y seguida de espacio”? (Real Academia Española. Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía de la lengua española. Espasa Libros. Madrid, 2010. Pág. 425). No es una errata de Lucas: repite el incorrecto procedimiento más abajo.
En su último párrafo Lucas nos dice:
En las calas, a media mañana, escribiendo en el móvil el artículo, veo mujeres que se lanzan a la mar […].
Ahora sí comprendo algo: trabajar deleitándose es un método que se rige por otras normas. Aun así, reconozco que sigo siendo un ignorante. Por eso yo, ni me adentraría en el mar del conocimiento, ni escribiría una sola palabra mientras estuviera mirando a las “mujeres que se lanzan a la mar”.
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Compañero Antonio González , te leo con mucha atención y te seguiré leyendo . Salud-os.
Amigo Diego:
Gracias por tu lectura y tu comentario. Espero que tu salud, tu familia y tus paseos en bici estén, en el tórrido agosto, resultando perfectos. Y deseo que nos veamos pronto.