VÍCTOR MONDELO. BARCELONA
EL MUNDO. 18/10/2013
El líder de C’s lanza una plataforma con ambición de convertirse en partido nacional
Ciutadans sembró ayer la semilla de la expansión estatal que ha constituido hasta el momento su ambición frustrada. Albert Rivera presentó Movimiento Ciudadano, una plataforma que bebe de los principios fundacionales de su partido, aspira a promover una profunda reforma institucional bajo el paraguas de la Constitución y en absoluto descarta su conversión en partido político de ámbito nacional si cuenta con los suficientes apoyos para germinar.
Empujado por el dulce momento que su formación vive en Cataluña –donde triplicó sus diputados en el Parlament y las encuestas indican que está absorbiendo el 20% de los votantes del PP–, Rivera sentó ayer las bases de una plataforma que, en contenido y forma, mucho se asemeja a la que gestó Ciutadans. Movimiento Ciudadano nace avalado por el liderazgo de Rivera y el respaldo inicial del ex ministro del PSOE Antonio Asunción y el periodista Juan Carlos Girauta; y promulga una «implacable lucha contra la corrupción», la generalización de las primarias y las listas abiertas en los partidos y una reforma electoral para convertir la participación democrática en «justa y proporcional» como principios fundacionales.
Del mismo modo, aboga por una división de poderes «efectiva» que garantice apartar a los partidos del Poder Judicial, los órganos de supervisión del sector financiero y demás entes reguladores. Lograr que los partidos dejen de ser «cortijos», situó Asunción como objetivo último de estas modificaciones. Combatir la «preocupante desconfianza» de la ciudadanía española hacia el sistema, añadió Rivera.
Sin embargo, el debate territorial que centra los esfuerzos y los réditos electorales de Ciutadans en Cataluña no será ni mucho menos desestimado. Sobre el pilar indiscutible de la Constitución, pero con aquellas «actualizaciones necesarias», plantea Movimiento Ciudadano «enterrar las dos Españas» y finiquitar las «luchas identitarias y territoriales» que amenazan con dividir la comunidad catalana y romper el Estado desde que el Govern de la Generalitat lanzase su órdago soberanista. Precisó Rivera que, obviamente, en este planteamiento «no caben ni referendos ni propuestas secesionistas» y llamó a conseguir que «España sea lo que quieran los españoles». «Ningún cambio es democrático fuera de la Constitución: en un Estado de Derecho, lo legítimo es lo legal», con esa premisa llamó el líder de Ciutadans a la firma del manifiesto fundacional de la plataforma, concebido como una suerte de compromiso con la ciudadanía para voltear España y pulsar la acogida de una eventual transformación de Movimiento Ciudadano en partido político.
Por el momento, Rivera mantiene que «el fin no es electoral», y que su intención pasa por crear una «herramienta de presión desde la sociedad civil» para impulsar las reformas que no se están acometiendo. El líder de Ciutadans ya alertó ayer, no obstante, de que si no perciben «una reacción» valorarán presentarse a las generales como plataforma electoral o partido. Ciutadans probó suerte en las generales de 2008 con pobres resultados –sólo un 0,18% de los votos–. Después evitó repetir la aventura al negarse UPyD a concurrir unidos a los comicios.
El manifiesto de Movimiento Ciudadano
> La Constitución. «Todo cambio es posible desde la Constitución; ningún cambio es democrático fuera de ella: en un Estado de Derecho, lo legítimo es lo legal».
> Reforma democrática. «Son objetivos urgentes: democratizar los partidos políticos, abrirlos a la sociedad, someterlos al principio del mérito, hacerlos transparentes e implacables ante la corrupción, generalizar las elecciones primarias; conseguir un sistema de representación que devuelva el poder a los ciudadanos».
> División de poderes. «Debemos asegurar una efectiva división de poderes, alejando los partidos del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, de los órganos reguladores y de supervisión del sector financiero, y de los medios de comunicación».
> Fin de la lucha territorial. «La nueva etapa exige cerrar el capítulo de las dos Españas, así como las luchas territoriales, para que crezca sin cortapisas la nación de ciudadanos libres e iguales ante la ley. Una España diversa que reconoce su Historia, sus lenguas y su cultura como patrimonio de todos, sin hacer de esa riqueza lastre o arma política que ponga en riesgo nuestro futuro unidos».
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