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Si supiéramos bien

Si supiéramos bien, a ciencia cierta,

cuántos pasos distamos de la muerte,

seguro que obraríamos de suerte

que la muerte sería ya la muerta.

Pero nos acercamos a su puerta

ignorantes, felices. Nadie advierte

cuán breve es el trayecto hasta que inerte

cae su cuerpo y ya no se despierta.

Obrar cual si supiéramos el día

que el seno de la tierra ha de acogernos:

con piedad, con amor, con alegría.

Ser útiles, sencillos, firmes, tiernos.

La vida es nuestra, no tuya ni mía.

Compartir o acabar en los infiernos.

6 respuestas

  1. No ha sido nunca la poesa objeto principal de mis lecturas, mas decantado por la novela, el cuento, el ensayo, o la divulgacin, al fin y al cabo: prosa. Sin embargo sostengo el criterio de que es la forma de expresin escrito que requiere mayor y mejor dominio del lenguaje, precisin y concisin. En definitiva todo un alarde en el manejo de la palabra y cuando esto se consigue se roza la forma perfecta de transmitir.

    Creo que t lo consigues. Saludos,

    • Quizá la escritura en verso es también la más ajena al autor: como si se formara siguiendo sus propias leyes y buscara su propio vuelo, sin un nombre adherido como un lastre. Ojalá ese soneto, que ya no es mío, que seguramente no lo fue tampoco durante el rato de insomnio que anoche dediqué a desbrozar sus versos, merezca la atención que le has prestado, que le puedan prestar otros lectores. Yo solamente lo vi, le limpié un poco las alas y lo eché a volar.

  2. Muy buena entrada, buenas reflexiones en los comentarios.

    La felicidad, y la ignorancia son mencionadas. Es común que muchas personas consideren asociados ambos conceptos, y es aquí donde me surge una duda la cual estoy seguro que sabrá solventar:

    La ignorancia parece ligada a la felicidad. Ahora bien, damos por válido que un ignorante sea feliz, y también damos por válido que otra persona sea feliz debido a que ha conseguido la mayoría de espectativas en su vida, y sabe del esfuerzo que le ha supuesto conseguirlo, y lo cerca que estuvo de poder haberlo perdido. ¿ Es la felicidad de éste último igual a la felicidad del ignorante? ¿Su felicidad también implica ignorancia? ¿Acaso no se trata de igual magnitud de felicidad? ¿Es que la felicidad ligada a la ignorancia no es auténtica felicidad?

    Pido disculpas por las posibles faltas y por la quizá escasa claridad con la que me expreso. Un saludo, y que sigan apareciendo entradas como esta.

    • Tu escritura, Mario, es correctísima. Se ve que tuviste buenos maestros en la secundaria.
      Tu lectura -de esta entrada y de otros textos, supongo- te genera preguntas. Lo cual es prueba de tus inquietudes intelectuales, de tu afán por saber, de tu juventud. Pero creo que ya has llegado a un punto de tu vida en el que las respuestas, como las preguntas, tienen que proceder de ti mismo: la verdad está en ti, decía Sócrates.
      No obstante, intentaré resumir mi punto de vista.
      Antes -no sé si ahora- se hablaba de un tipo de ignorancia: la ignorancia crasa o supina. Esta es la ignorancia culpable. Las personas tenemos una curiosidad innata, sentimos la necesidad de saber. Si la comodidad, o cualquier otra razón espuria, nos lleva a hacer dejación de esa necesidad, estaremos actuando de forma incorrecta. ahora bien, ocurre con frecuencia que el saber compromete nuestra felicidad. Un proverbio antiguo hay que dice: «Nobleza obliga». Pues lo mismo se podría decir del saber: «Saber obliga». Por el contrario, «Si quieres vivir a gusto, hazte un bulto». Pero llegamos a lo mismo: el equilibrio entre nuestra necesidad de saber y nuestra necesidad de ser felices, es un punto personal. Cada uno tiene que mirar su propia balanza, no la de otros. A no ser que tengamos un consejero, un confesor o un psicoanalista; casos en los que, según yo lo veo, no somos completamente adultos.

      • Gracias por la respuesta y por compartir su punto de vista, me ha ayudado. Ahora bien, me ha sorprendido eso de que las respuestas tienen que proceder de mi mismo. Me preocupa que, al responderme, poco a poco vaya introduciéndome en el error absoluto, y que quizá llegue a un punto en el que siempre piense que llevo razón, o situaciones similares. Espero que no ocurra.

        Un saludo y gracias!

  3. Perdonad que me cuele en vuestra conversación, pero me ha encantado esa frase de «si quieres vivir a gusto, hazte un bulto». Nunca la oí, y me parece simplemente genial.
    Comparto plenamente esa idea de que debemos buscar nuestro verdadero punto de comodidad en la vida ya sea siendo ignorantes y felices, ya sea compartiendo a partes iguales la curiosidad por el saber y el disfrute de los pequeños placeres a los que tenemos alcance: una taza de café, un buen libro, una conversación tras las manecillas de un reloj,… Ya lo dijo Aristóteles, la virtud reside en el punto medio entre dos extremos.
    Feliz domingo gris y reflexivo, antesala del enfermizo lunes, y mil disculpas, de nuevo, por la entromisión.
    Un saludo.

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