Qué descansada vida
la de la cucaracha;
que sin trabajo encuentra su comida,
ajena de si es roja o de si es facha.
Nocturna cual poeta,
ningún deber la ata.
Y no tiene otra meta
que comer, procrear y huir de la alpargata.
La alpargata es atroz,
golpea como la coz,
siega como la hoz
y vuela como el águila divina.
Y veloz y asesina,
a la cuca acoquina,
la golpea, la siega, la extermina;
y al orco la encamina.
Cucaracha imprudente,
no te alejaste de la humana gente,
que su furia desata
cuando toma en su mano la alpargata.
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