Ya me intereso poco por el cine. Pero he vuelto a ver la película Babel, del mexicano Alejandro González Iñárritu.
Es una película excelente. La acción se desarrolla en tres escenarios, cada uno en un continente distinto: América (la línea caliente de la frontera entre México y USA), una zona desértica y montañosa de Marruecos, y una gran ciudad de Japón, seguramente Tokio.
Es una obra realista. Y la realidad actual es esa: el mundo está interconectado, «el mundo es un pañuelo».
Los personajes son gente corriente y, por tanto, tan interesante como cualquiera de nosotros. Los niños son inocentes, los jóvenes son impulsivos hasta extremos peligrosos… Vemos generosidad y egoísmo.
La tragedia (hay tragedia, aunque, por suerte, bastante limitada) la desencadena un torpe acto: la venta de un regalo. Un marroquí que ha recibido el regalo de un fusil de caza de gran potencia y precisión, prefiere malvenderlo a conservarlo y hacer de él el buen uso que el donador presumía.
Escenarios muy distintos, pero la misma condición humana dondequiera. A mayor pobreza, más religión; pero a mayor riqueza, no más felicidad.
Me llama la atención el título. Porque la obra más bien parece un alegato contra Babel, o un anuncio de que los tiempos de Babel se están acabando. Sobran idiomas. Es ya imprescindible un idioma común (koiné lo llamaban los antiguos griegos) con el que todos nos entendamos. Idea que me lleva a recordar al malogrado lingüista Juan Ramón Lodares: «Se calcula que, en los próximos siglos, la conversión lingüística habrá sido tan severa que desaparecerán nueve de cada diez lenguas vigentes» (Gente de Cervantes, 2001).
¿Y Europa no aparece en esta película? Aparecen algunos europeos: viejos, comodones, cobardes. Si son un símbolo o una sinécdoque de la vieja Europa, el futuro que a esta se le vislumbra no puede ser más triste.
En fin, una película muy recomendable: para ver y también para volver a ver.
Filed under: Comentarios |
La primera vez que vi esta película fue en el cine de la calle Princesa en Madrid, a medianoche, en versión original y compartiendo fila con nuestro Almodóvar. Y anoche la volví a ver en la tele…y la entendí mejor, la verdad:doblada y a solas tumbada en sofá.
Palabras, palabras y silencios marcan los 90 minutos donde nuestro mundo globalizado se hace patente y la «regla de los 6 nudos» (o algo así) sobre la que se sustentan las actuales redes sociales se materializa en varias historias donde lo relativo y lo circunstancial angustia y asusta porque, como bien has dicho, el mundo es un pañuelo por muy aislado que nos parezca la sociedad actual.