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Lo que más nos enriquece

Lo que más, la relación con nuestros semejantes (siempre semejantes y siempre distintos). Por ello los niños gustan de familia amplia, con abuelos, titos, primos, padrinos. El colegio, donde comparten tantas horas con muchos colegas y con los maestros, se va convirtiendo en su segundo hogar: qué mundo tan concentrado y rico en relaciones el del colegio. Y las fiestas multitudinarias. Y la calle y el parque. Espacios estos últimos que han ido perdiendo adecuación, se han vuelto inseguros. Pero la solución no es privarlos de la calle o del parque, sino acompañarlos, hacer que sientan la protección de los mayores. Yo recuerdo que, siendo un crío en mi pueblo, cuando aparecía por allí un niño cortijero, de los que vivían en una lejana finca rural, aquel niño siempre nos parecía torpe y apocado. Y, a nuestra vez, así nos sentíamos cuando, de tarde en tarde, visitábamos la ciudad, donde veíamos muchas posibilidades de relacionarnos que no sabíamos manejar.

No solo en la niñez, claro está, es lo más enriquecedor la relación humana: también en la adolescencia, en la juventud, en la madurez. En la universidad, en el trabajo, en la amistad, en el amor, en la cooperación voluntaria.

¿Y en la vejez? La vejez es otra cosa. Los mayores podemos sentirnos bien, incluso muy bien. Ricos por la experiencia acumulada. Pero sabemos que lo que nos espera es un proceso, lento o acelerado, de desprendimiento, de expropiación. Tenemos ya muchos parientes y amigos en el cementerio. Y tenemos que ir preparándonos para la desnudez final, para el cierre del ciclo. Lo cual no es algo triste. Mientras tanto, qué intensa y hermosa y feliz puede ser la relación de un abuelo con su nieto, la amistad de dos carcamales, el amor sereno de una pareja de ancianos.

Y acabo mi página cuando no he hecho más que empezarla. Porque lo que yo quería hoy era hacer una enumeración de los elementos o factores que nos enriquecen por orden de importancia -el último, el dinero-. Pero me he extendido demasiado en el primer elemento. Y me prohíbo seguir.

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