• Páginas

  • Archivos

  • mayo 2015
    L M X J V S D
     123
    45678910
    11121314151617
    18192021222324
    25262728293031

Poeta no, sí pureta

 

No sé si poeta he sido.

Sé que he escrito algún poema

que no merece la quema;

quizá tampoco el olvido.

Pero no por eso pido

atención a mi persona.

Diz Cronos, que no perdona:

«Ya no inspirado poeta;

ahora un pirado pureta

a quien la luz abandona».

 

 

Sobrepeso

Dicen las estadísticas, los estudios y los pronósticos que, cuando pasen unos cuantos años, todos los españoles menos tres o cuatro vamos a tener -o van a tener- sobrepeso.

Yo a ratos aspiro a ser de los tres o cuatro del peso perfecto. En esos ratos me hago un análisis -autoanálisis- seguido de un plan.

Un plan que dictamina: «Si bebes menos, comerás menos; entonces adelgazarás».

Eso ha dictaminado hoy el plan en cuanto me ha visto despierto, a las cinco de la mañana. Así que paso esta mañana, hasta la hora del almuerzo, concienciándome, mentalizándome: «Hoy, con la comida, sólo agua».

Hasta la hora del almuerzo, que ya llega. Han pasado, desde aquel lejano despertar voluntarioso y abstemio, nueve horas y media. Y ahora me siento como si llevara nueve años y medio sin beber. ¿Comer sólo con agua?, me pregunto retóricamente. ¡Anda ya! Y me echo un vaso antes del primer bocado. Y así sucesivamente.

¿Sobrepeso? Eso consiste en ir a la báscula demasiadas veces, por desocupación y aburrimiento.

«Yo estoy en mi peso perfecto», decía mi amigo Rafael cuando todavía andaba en plena producción profesional. «Que como más, peso ciento diez kilos; que como menos, peso ciento diez kilos. Estoy en mi peso perfecto». Ahora, jubilado, Rafael se dedica a cuidar de sus nietos, de su hortaliza y de sus ciento diez kilos.

Por su parte Murakami -en su libro De qué hablo cuando hablo de correr– sopesaba que hay que ver lo que supone ganar tres kilos y tener que llevarlos con uno a todas partes, especialmente lo que supone llevarlos con uno a los entrenamientos y a las carreras pedestres. ¡Claro! Pero lo sabio no consiste en que uno se adapte a las carreras, sino en que las carreras se adapten a uno.

O dicho con palabras de Cristo. «No se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre». Cristo sí que sabía de la vida. Y del peso perfecto.

Secuencias de un libro

 

Numeradas porque no son pocas:

 

  1. Son bárbaros los que no conocen la plena humanidad de los otros. (pág. 30)
  2. Los hombres no dejan de ser humanos por comportarse de manera odiosa. (39)
  3. Es civilizado, en todo momento y en todo lugar, el que sabe reconocer plenamente la humanidad de los otros. (39)
  4. La civilización es un horizonte al que podemos acercarnos, y la barbarie un sustrato del que intentamos alejarnos, por lo que ninguna se confunde íntegramente con seres concretos. Lo bárbaro o lo civilizado son los actos y las actitudes, no los individuos y los pueblos. (40)
  5. El diálogo, que garantiza una posición equivalente a todos los interlocutores, es una forma de comunicación más civilizada que el discurso solemne, en el que uno lanza certitudes mientras los demás escuchan, o que las palabras del oráculo, del profeta o del adivino. (42)
  6. La cortesía, que es un aprendizaje de la vida con los demás, es a su vez un primer paso hacia la civilización. (43)
  7. La civilización será siempre una, y opuesta a la barbarie; las culturas serán plurales. (45)
  8. Poseer una cultura significa tener a nuestra disposición una organización previa de la experiencia vivida. (46)
  9. Es propio de la naturaleza del ser humano poseer una cultura. (47)
  10. Una cultura que incita a sus miembros a tomar consciencia de sus tradiciones, pero también a saber tomar distancia de ellas, es superior (y por tanto más «civilizada») que la que se limita a alimentar el orgullo de sus miembros asegurándoles que son los mejores del mundo y que los demás grupos humanos no son dignos de interés. (56)
  11. Retomemos el ejemplo de las ciencias. El estatus que se les concede en la sociedad es una de las características de la cultura de la misma. Pero al apelar a la razón, afirman la unidad del género humano. Al difundir sus resultados, participan en la comunicación universal y hacen así avanzar el proceso de civilización. En cuanto a las obras de arte, pueden acercar a los hombres de diferentes épocas y continentes, y en ese sentido se oponen a la barbarie, aunque no consigan detenerla. (65-66)
  12. Cuando califico a alguien de humano, puedo pensar también, incluso ante todo, en su capacidad de torturar. (77)
  13. Poseer una cultura no significa ser prisionero de ella, y desde todas las culturas puede aspirarse a valores de civilización. (78)
  14. Ninguna cultura es en sí misma bárbara, y ningún pueblo es definitivamente civilizado. Todos pueden convertirse tanto en una cosa como en la otra. Es lo propio de la especie humana. (79)
  15. Aunque ser víctima de la violencia es una suerte deplorable, en las democracias liberales contemporáneas se ha convertido en deseable tener el estatus de antigua víctima de violencias colectivas, un estatus que se transmite hereditariamente de generación en generación. (93)
  16. El ser humano nace siempre en el seno de una cultura, pero eso no significa que esté destinado a quedarse encerrado en ella. (97)
  17. Impedir al individuo cambiar de cultura o castigar el cambio de religión como apostasía nos acerca a la barbarie. (99)
  18. Aspirar a la identidad, adquirir una cultura, es condición necesaria para construir una personalidad plenamente humana, pero sólo la apertura a la alteridad, cuyo horizonte es la universalidad, y por tanto la civilización, nos proporciona la condición suficiente. (101)
  19. En el mundo se hablan actualmente seis mil lenguas (la lengua es el elemento más fácil de identificar en una cultura), pero los estados no llegan a doscientos. (103)
  20. Condenar al individuo a quedarse encerrado en la cultura de sus antepasados presupone que su cultura es un código inmutable, lo cual, como hemos visto, es empíricamente falso. (107)
  21. Por muy cosmopolitas que nos sintamos, jamás somos ciudadanos del mundo. (109)
  22. Como se sienten desposeídos e impotentes frente al mundo exterior, pretenden dominar y encerrar a sus mujeres, hermanas o hijas. El orgullo masculino (que la cultura tradicional mediterránea exalta), unido al sentimiento de humillación, provoca un repentino interés por un islam fantasmagórico, y en ocasiones una rabia destructiva. (142-143)
  23. No es casualidad que los islamistas recluten a sus militantes sobre todo en Europa, entre los musulmanes que no han nacido en países musulmanes. Sus padres o sus abuelos inmigrantes disponían de una identidad cultural, pero ellos deben construirse una, porque no tienen ni la de su país de origen ni la del país que les ha acogido. (150)
  24. Las teocracias y los estados comunistas son a este respecto dos especies de un mismo género: la ideocracia. (151-152)
  25. A esto se añade una respuesta de tipo policial: infiltrarse en las redes, escuchas telefónicas, seguir los hilos, controlar los flujos financieros (lo que implicaría la supresión de los «paraísos fiscales»). (154)
  26. En 2006, de los mil empleados de la embajada estadounidense en Bagdad sólo seis hablaban fluidamente el árabe… (158)
  27. El miedo es mal consejero, y los que viven con miedo son temibles. (160-161)
  28. Si para vencer al enemigo imitamos sus actos más odiosos, lo que sale ganando es la barbarie. (162)
  29. Es más que dudoso que el bien pueda imponerse por la fuerza. (165)
  30. La tortura deja una marca indeleble en el torturado, pero también en el torturador. La tortura institucional es todavía peor que la tortura individual, porque subvierte toda idea de justicia y de derecho. (182)
  31. Lo teológico no debe mezclarse con lo político, debe protegerse la libertad y la pluralidad de los medios de comunicación y defenderse el derecho de las mujeres a la libre elección y a la dignidad. La tolerancia con los otros es mucho más fácil si se apoya en una base de intransigencia respecto de todo lo que es intolerable. (219)
  32. La exigencia moral sólo se formula en primera persona. (225)
  33. Era como si pretendieran defender mediante la violencia la idea de que el islam no es intrínsecamente violento. (227)
  34. Dos postulados que en Europa forman parte del legado de la Ilustración. El primero es de orden jurídico y político. Postula que las sociedades humanas se gobiernan mediante leyes establecidas por los ciudadanos y que en la vida pública prevalecen sobre cualquier otra norma. […] El segundo postulado es de orden antropológico. Afirma la diversidad de sociedades y de culturas humanas, aunque todos los hombres pertenecen a la misma especie y participan de la misma humanidad. (228-229)
  35. No hay una única doctrina islámica -como tampoco una versión única del cristianismo- sino una pluralidad de tradiciones. (230)
  36. La evolución hacia un islam liberal sólo puede ser obra de los propios musulmanes, no se les puede imponer desde fuera. (234)
  37. Aquellos cuya fe está fuera de duda tienen mayores posibilidades de conducir el islam hacia su reconciliación con el mundo moderno. (235)
  38. Sentirnos respetados en lo que consideramos nuestra identidad colectiva lleva a la apertura a los otros. (238)
  39. Entre lo legal y lo personal, se inserta una tercera zona, la de la vida social, que se rige por normas adoptadas por consenso, no por la fuerza.
  40. La identidad espiritual de Europa no conduce a eliminar las culturas particulares y las memorias locales. (250)
  41. La Unión Europea sólo ha sido posible gracias a la aceptación de la diversidad de sus miembros, aunque la visión positiva del pluralismo no se impone hasta la época de la Ilustración, gracias a pensadores como Montesquieu y Hume. (257)
  42. Europa no es una nación, sino una forma de cohabitación de naciones. (262)
  43. ¿Por qué sería deseable que se reforzara la dirección política de la Unión? Porque la integración de los estados europeos está ya demasiado avanzada para que las medidas tomadas por uno solo pudieran ser eficaces, y también porque su palabra pesará más que la de cada uno de sus miembros. (265)
  44. En la actualidad Europa ya no tiene enemigos a su altura. Rusia se ha pacificado, China está lejos, el islam no representa una amenaza creíble y Estados Unidos es aliado… De repente la construcción europea se estanca. (267)
  45. Una unidad política necesita fronteras, o por decirlo de otra manera, necesita diferenciar entre los que son sus ciudadanos y los que no lo son. (274-275)
  46. Aun cuando Rusia cumpliera los demás requisitos para la adhesión, nunca podría pertenecer a la Unión Europea, porque su superficie es dos veces mayor que la de la Europa Comunitaria, y su política es la de una gran potencia. (276)
  47. El proyecto de la Unión Europea es sin duda una tentativa para conseguir que la marcha del mundo sea un poco más civilizada. (278)
  48. Lo repito: no puede incentivarse la libertad mediante la coerción, ni la igualdad mediante la sumisión. Si los políticos occidentales quieren que estos ideales sigan en vigor, deben empezar por retirar sus tropas de los países en los que intervienen (en la actualidad en Irak y en Afganistán), cerrar las prisiones ilegales y los campos de tortura, y ayudar a que se instaure un Estado palestino viable. Para que la población musulmana de estos países pueda volcar su atención en las causas internas de sus fracasos es preciso eliminar las causas externas más evidentes, aquellas de las que Occidente es responsable. (282)
  49. Ninguno de nosotros llegará a estar del todo «integrado» en la sociedad en la que vive, y tanto mejor, pero sin una integración de base en el pacto social el individuo está condenado al desarraigo y es empujado a la vía de la violencia. (285)

Tzvetan Todorov, El miedo a los bárbaros.

Traducción del francés de Noemí Sobregués

Ed. Círculo de Lectores – Galaxia Gutenberg

Barcelona, 2008