Siempre tenemos motivo
para el llanto y para el luto.
Pero renegar del fruto
de respirar y estar vivo,
no es actitud de recibo.
Si hay motivo para el llanto,
disponemos de otro tanto
para reír y gozar.
Gozo y pena son un par:
son un matrimonio santo.
Filed under: Versos |
Deja una respuesta