Escribir un soneto me divierte
como a algunos llenar un crucigrama.
Cada cual se dedica a lo que ama
y yo amo escribir: esa es mi suerte.
Amo escribir, aunque es mucho más fuerte
la voz que a otros quehaceres me reclama.
La muy sutil de la preciosa Dama
de la Poesía suene y me despierte:
«Ahora que ocioso estás coge papel,
comprueba que la pluma tiene tinta
y déjate guiar: séme a mí fiel.
Sábete que soy yo la que está encinta,
pero tú parirás el churumbel
que Jacinto será o será Jacinta».
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