El día en que me deis por muerto
no me deis al cementerio:
el cementerio es muy serio.
En la alegría del huerto
enterradme, bien cubierto
por la sombra de un olivo.
Y, manteniéndome vivo
en la piadosa aceituna,
a la leonardesca luna
recitaré lo que escribo.
Filed under: Decimanía | Leave a comment »