Hay que morir con los deberes hechos
para ganar el cielo sacrosanto.
No hay más remedio que surcar estrechos
que acechan, acometen, matan tanto
si a babor, o a estribor, o si derechos.
Así que no me dejo hundir. Levanto
una vez y otra vez la pronta proa
de esta frágil, tenaz, firme canoa.
Filed under: Versos |
Deja una respuesta