Yo andaría por los siete
añitos (hace sesenta:
se pasan como se cuenta)
cuando me vi de grumete
de navicicleta. Hete
que mi padre se mercó,
no para deporte, no,
para ir a faenar,
una máquina la mar
de guapa. A bordo él y yo.
Filed under: Decimanía |
Deja una respuesta