Es el título del cuaderno-diario en versos que he ido componiendo a lo largo del año recién acabado.
Lo he revisado y releído íntegro en estos primeros días de 2019 y queda colgado aquí, en la pestaña de Versos.
En contra de lo que yo hubiera preferido, en él se ha ido imponiendo sin competencia la décima, la decimanía.
No reniego de ella, de la décima, pero todo llega a cansar; así que espero no solo no volver a esa forma métrica, sino igualmente no volver a ningún esquema de rima consonante. No mientras me acuerde de haber padecido la decimanía.
Otros tipos de versos, supongo que irán surgiendo en el trascurso del ahora nuevo diecinueve, si sigo en el mundo y con salud suficiente (nadie conoce el futuro).
Tengo la impresión de que mi voz -y mi persona- suena muy distinta según escriba en prosa o en verso. Así que volvería a reunir los versos en un cuaderno independiente, cuaderno-diario, como este de Algos.
Yo no soy escritor. Ni tengo proyectos de escritura. Solo la constatación de que me atrae la escritura como entretenimiento; y cuando me pongo a ello porque ha surgido el impulso y se dan las condiciones ambientales, lo hago con mi mejor esmero, con entusiasmo casi siempre.
La más grata recompensa que por ello recibo es la de tener algún lector ahí fuera. Pero, si no lo hay, me conformaré con ser yo mismo el lector de lo que escribo, sin acritud por la ausencia de otros. Hay tanto que leer incomparablemente mejor que lo que yo haya escrito o escriba…
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