Mi hija Clara ha querido
que vayamos siendo abuelos.
Anda aquí, por estos suelos,
por doquier dejando pelos,
una gata que ha traído
–que parece que ha parido–
que va siendo nuestra nieta.
Amiga de la veleta,
para nada se sujeta
a disciplina y horario;
pero, notorio y palmario,
es silenciosa y discreta.
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