Hasta hace exactamente un año, el 24 de febrero, para mí, era el día de San Matías, santo del quien no sé nada; pero conocía desde siempre los versillos con que, en mi pueblo, pueblo de duros inviernos en la provincia de Granada, se celebraba su llegada:
En San Matías
igualan las noches con los días,
da el sol en las umbrías,
cantan las totovías
y marzo al quinto día.
El invierno dejaba de castigar con tanto ahínco por la intervención de este bendito santo.
El año pasado este día se convirtió en el malhadado día de la invasión de Ucrania por el ejército ruso, enviado allí por un déspota que mientras viva sólo merecerá la cárcel.
Confieso que de la Historia de Europa sé muy poco; pero uno, que ha tenido como principal afición en la vida la lectura (junto con el cine durante la juventud), leyó recientemente el magnífico libro Los Europeos, de Orlando Figes (historiador a lo grande, experto en Rusia); libro que va contando la historia del siglo XIX europeo a la vez que acompaña el vivir y desenvolverse de tres personalidades históricas de Europa: el francés Louis Viardot, la francesa de origen español Pauline Viardot-García y el ruso Iván Turguénev.
¿Por qué no estudian todos los alumnos europeos de secundaria, o media, una asignatura como esa, Historia de Europa?
Está claro que, cuando se desmoronó la Unión Soviética, las grandes democracias europeas, junto con Estados Unidos, debieron hacer más para que Rusia avanzara hacia un régimen democrático homologable con el de Francia o Alemania (unificada). Por el contrario, dejaron que se fuera empantanando en un régimen autoritario y corrupto, al mismo tiempo que, imprudentemente, se convertían en dependientes energéticos de Rusia.
Lo que se hizo mal ya está hecho. Ahora toca ayudar a Ucrania a ganar la guerra y convertirse en miembro de la Unión Europea. Pero Rusia también es un país europeo. Y lo será plenamente cuando expulse al tirano y se convierta en un país en el que las libertades individuales se respetan y los poderes nacionales salen de elecciones limpias. Ojalá muy pronto.
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