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Editorial de EL MUNDO

España no puede seguir sin un Pacto Nacional del Agua

17-04-23

España se enfrenta a una sequía de larga duración que hace imprescindible acometer reformas y apostar por políticas y tecnologías que permitan gestionar la nueva realidad hidrológica. El excesivo celo legislativo que ha mostrado el Gobierno ante otras cuestiones, plasmado en desatinos como el de la ley del sí es sí, contrasta con la falta de iniciativa para impulsar un Pacto del Agua, al que Pedro Sánchez se comprometió ya en 2019. Desde entonces, la escasez se ha agravado año a año, sin que la hayan acompañado propuestas ni soluciones de calado.

El problema es estructural: aunque el último invierno registró niveles de lluvia normales, incluso ligeramente por encima de la media, no han sido suficientes para paliar la preocupante situación, que acaba de volver a empeorar tras uno de los inicios de primavera más secos que se recuerdan. Las reservas de agua para consumo se encuentran a un 43,1% de su capacidad, 20 puntos por debajo de la media. Hasta donde llegan las previsiones meteorológicas, nada apunta a una mejoría, y es posible que este abril acabe siendo el menos lluvioso desde que hay datos.

A largo plazo, las perspectivas son igualmente nefastas, ya que el cambio climático traerá sequías intensas y temperaturas cada vez más elevadas, las cuales, a su vez, provocarán una mayor demanda de riego y aumentarán la presión sobre ríos, acuíferos y humedales. Entornos tan emblemáticos como Doñana o las Tablas de Daimiel están ya desapareciendo, al tiempo que los regantes piden más agua para poder mantener sus cultivos. España necesita con urgencia un Pacto de Estado del Agua. La prioridad debe ser impulsar la ciencia, la tecnología, los acuerdos y la cooperación entre administraciones. Los recursos hídricos son limitados, pero se pueden gestionar mejor. Hay margen para importantes mejoras, tanto técnicas como de gestión pública.

En primer lugar, es obligado definir las reglas del juego y los objetivos comunes. Se estima que hay más de un millón de pozos ilegales en España, mientras Castilla-La Mancha y las regiones del Levante acumulan décadas de enfrentamiento por el trasvase Tajo-Segura. Además, se echa en falta una mayor apuesta por tecnologías de vanguardia, incluidos proyectos de desalinización y recarga de acuíferos. Así lo están haciendo Israel o California, con climas similares al nuestro. Y habrá que actualizar estructuras obsoletas para evitar que el agua se desperdicie, así como mejorar la cogobernanza entre Gobierno y autonomías.

El agua es un bien escaso y España avanza hacia un clima cada vez más cálido y seco. No sirven parches ni soluciones a corto plazo. El Gobierno debe situar el Pacto Nacional del Agua en el centro de la agenda. Mientras la sequía sigue avanzando, también han de hacerlo los acuerdos y la apuesta por tecnologías que extraigan el máximo rendimiento de los recursos hídricos.

JAIME LAMO DE ESPINOSA. Entrevista

Jaime Lamo de Espinosa, ex ministro de Agricultura: «Sin riego ni trasvases habrá hambre»

Viene de los tiempos del consenso del 78. Le cuesta entender que el agua sea de las autonomías y que no haya acuerdo para una política hidrológica. Sobre todo, con esta sequía

Emilia Landaluce. EL MUNDO, 31 de marzo de 2023

Nacido en Madrid en 1941, es catedrático emérito de Economía Agraria y catedrático Jean Monnet. Fue ministro de Agricultura (1978-1981) y presidente de la XX Conferencia General de Food and Agriculture Organization (FAO). Es de las personas que más sabe de agricultura de España, un sector vital en este tiempo de sequía.

Con la cercanía de las elecciones autonómicas, parece que se recrudece la llamada guerra del agua.

La guerra del agua se ha recrudecido desde los decretos de enero en relación con las confederaciones hidrográficas. Sobre todo porque han puesto en cuestión -y en duda- lo que va a suceder con el trasvase Tajo-Segura. No hay que olvidar que esa es una obra importantísima que nació en la II República, que se consolidó en la época de Franco y que se inauguró con Joaquín Garrigues en la transición. El trasvase ha convertido el rincón de Murcia, Alicante y Almería en la gran huerta de Europa. Pienso que hay que mantener el trasvase Tajo-Segura vivo porque suplir el agua del trasvase, agua que viene del Tajo, por agua desalada tiene muchísimos problemas. Principalmente de coste, para empezar, coste que habrá que subvencionar con garantía de tiempo. Defiendo con entusiasmo ese trasvase y su acueducto.

Una pregunta un tanto filosófica: ¿de quién es el agua?

El agua es de todos, es un bien de dominio público estatal, es un bien común para su uso agrario, industrial, urbano y turístico. Esta es una nación con un Estado de las Autonomías, pero las autonomías no son las dueñas de las cuencas hidrográficas. Las gestionan cuando la cuenca hidrográfica transcurre por una sola autonomía. Pero cuando un río tiene una cuenca que transcurre por varias autonomías, el regulador es el Ministerio y, por tanto, las aguas no son de ninguna comunidad. Son del conjunto y están para el bien común. Y una de las necesidades del agua es el problema de los riegos y la inseguridad alimentaria. Estábamos saliendo de la inseguridad alimentaria mundial y hemos vuelto a caer en ella. Y, como he dicho desde hace años: la agricultura española será de riego o no será. El 25% de las tierras agrarias españolas que son riego aportan el 65% de la producción agraria. Y , a su vez, un mundo sin hambre será de riego o no será porque, en caso contrario, habría un hambre generalizada y creciente. Y la FAO está muy temerosa hoy ante esa situación. El propio Paolo de Castro, presidente de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, que ha estado aquí hace una semana, ha dicho que conviene hacer presas y acumular agua en vista del cambio climático.

Pues aquí en España se quiere dinamitar el embalse de Valdecaballeros.

A mí me parece un grave error. Necesitamos almacenar agua para prevenir malos tiempos merced a la lluvia cuando esta nos llegue. Hacen falta más y azudes, no menos.

¿Y por qué cree que los políticos no ven esto? En China se siguen haciendo grandes presas. En las dictaduras es más fácil hacer obras públicas que en las democracias… Los famosos pantanos de Franco.

En China, en Marruecos, en todas partes… Las obras no las hizo Franco solo. Las grandes obras las proyectó Manuel Lorenzo Pardo que en la II República propone el plan que conduce a la regulación de muchos ríos y al trasvase Tajo Segura. Y son los regantes de Alicante, Murcia y Almería los que han transformado aquellas tierras de secano con su esfuerzo y su patrimonio.

Y es el destino de trabajo de muchos inmigrantes en su primer empleo.

Exactamente. Y, además de los empleos fijos, están todos los eventuales, los esporádicos, los que trabajan en los momentos de poda, recolección, etc. Y muchos inmigrantes se van a vivir a este rincón de Europa. Y lo que hay que hacer es potenciarlo.

Se quejan porque se llevan el agua a Levante para hacer campos de golf…

El tema es que el 70% del agua dulce del mundo se utiliza para riego y debemos ser capaces de aprovechar ese agua para producir cada vez más. Hace 40 años, España era un país deficitario en términos comerciales. Teníamos una balanza comercial agraria desequilibrada y exportábamos bastante menos de lo que importábamos. Hoy somos una gran potencia exportadora europea y mundial. El Sistema agroalimentario supone más del 10% del PIB y 2,8 millones de empleos. Tenemos un volumen de exportación equivalente al de bienes de equipo. Lo importante es aprovechar el agua de una manera eficiente. Y lo hacemos, somos el primer regante de Europa: 3,8 millones de hectáreas, con la mayor eficiencia en el uso del agua.

El ministerio de Transición Ecológica minusvalora el riego.

Como le he dicho antes, la agricultura española será de riego o no será. Y un mundo sin hambre será de riego o no será. Debemos potenciar los regadíos, en lugar de ir contra ellos. Todos los países del mundo tratan de hacerlo.

La agricultura cada vez pierde más peso en Europa.

No es así. Macron acaba de cambiar el nombre del Ministerio de Agricultura de Francia por el de Ministerio de Agricultura y de la Soberanía Alimentaria. Francia es una potencia agraria y presume de serlo. Y en Holanda hay un fuerte movimiento proagrario. Es decir: hay una preocupación por el mundo de los alimentos futuros, e incluso en un país tan productivo agrícolamente como Francia se busca la soberanía alimentaria. Tenemos que ser conscientes de que el sector agroalimentario es un sector potentísimo de la economía española y que debe de ser defendido. Pero eso solo se logrará a base de regar con presas y aguas subterráneas, porque el coste energético de las desaladoras es inasumible, salvo que trabajen con energía solar. La política de trasvases que planteó Borrell hace años me pareció muy oportuna. Se trataba de interconectar unas cuencas con otras para los momentos de sequía.

Cristina Narbona, su mujer, no debe de pensar igual.

Parcialmente, sí. Puso en marcha un plan de desaladoras muy eficaz para los usos urbanos e industriales, pero no apto para los regadíos por su alto coste. En enero han aprobado estos planes hidrográficos en un boletín oficial que tiene miles de páginas y que vamos a ver cómo evoluciona. Intuyo que habrá cambios. En cualquier caso, soy un ex ministro que viene del consenso, de la generosidad, de los pactos. Y yo creo que el agua es un tema lo suficientemente importante como para que el Ministerio de Agricultura, el Miteco -ambos- y las organizaciones de regantes se reúnan, discutan y lleguen a soluciones amables, conjuntas, que no generen problemas. Creo que ese debería ser el buen camino.

Lo veo chungo.

Pues llegar a un acuerdo para la Constitución era mucho más difícil. Todos pedimos y cedimos en unas cosas o en otras para llegar a una solución de consenso que fue la Constitución del 78. Los Pactos de la Moncloa nos enseñaron a negociar, pactar. Pues hay que llegar a una situación parecida en materia de agua.

¿Por qué dice que puede volver a haber hambre?

Porque ya está ocurriendo. Yo fui presidente de la FAO en 1979 y desde entonces estoy al tanto de todos sus informes sobre seguridad alimentaria mundial. Pues bien, hace unos meses, había 835 millones de personas pasando hambre. Y ahora superamos ya esa cifra. Es decir, las cifras van creciendo porque desgraciadamente el cambio climático está introduciendo elementos de perturbación a los que se añade la guerra de Ucrania.

Ucrania y Rusia han sido siempre el granero de Europa.

Sí, ya Joaquín Costa escribía en sus libros su sorpresa al comprobar que el trigo que llegaba desde el Alto Aragón a Barcelona lo hacía a precio más alto que el trigo que llegaba a Barcelona procedente de Odessa. Y es cuando plantea que es necesario transformar España e inventa y defiende la política hidráulica diciendo aquello de «muchas acequias y canales y pocos ríos caudalosos». Hay que releer a Costa.

¿Qué supone la guerra en materia alimentaria?

Lo que está pasando en Ucrania y en Rusia con la reducción de cosechas es que vamos a tener problemas de desabastecimiento, ya los tenemos. Tiene que haber cosechas y funcionar el corredor de Odessa. Los hombres deben trabajar las famosas tierras negras y no estar en guerra. Y además hay malas cosechas por las sequías desde EEUU a Argentina. Por tanto, vamos camino de un 2023 con menores reservas y producciones de cereales básicos alimentarios. Y eso generará más inseguridad alimentaria. Y hay que ser conscientes que acabar con el hambre en el mundo es lo más importante.

Darío Villanueva

Entrevista David Lema. El Mundo, 10-03-23

Director de la Real Academia Española entre 2014 y 2018, defendió que la Constitución no se reformara para incluir el lenguaje inclusivo, como pedía Carmen Calvo. Profesor universitario desde hace 51 años, le preocupan la desigualdad social y el exilio de los jóvenes formados ante las precarias expectativas de España. «La especialización educativa es un error», considera.

En su ensayo ‘Poderes de la palabra’ hay una reflexión sobre la sociedad posdemocrática, aquella que parece mantener las instituciones que la acreditan como tal si no fuera porque, cada vez más, las están convirtiendo en puras carcasas vacías. ¿En algún momento reciente ha pensado que España ha podido tomar ese camino?

Siempre que tengo noticia de, por ejemplo, ataques desde uno de los otros dos poderes al judicial, se me enciende la luz roja en esa dirección, porque acabar con la división y la independencia de los tres poderes es uno de los signos de la evolución posdemocrática.

Los nombramientos del Consejo general del Poder Judicial (CGPJ), del Tribunal Constitucional (TC)… ¿se ha manchado esa independencia aunque se mantengan las instituciones?

Se han manifestado declaraciones muy críticas por parte del poder ejecutivo hacia el judicial, y eso es un indicio de peligro. Mire, mi padre era magistrado y yo viví muy cerca su voluntad continua de independencia y de hacer valer la ley. Cuando veo que se habla generalizadamente para los magistrados de las salas del Supremo, del CGPJ, del TC o incluso también simplemente de los jueces como conservadores y progresistas, eso me produce mucha desazón, porque yo tengo la convicción profunda de que los jueces, en tanto tales, ejercen con un gran equilibrio y con una gran independencia al margen de las ideas que puedan tener como ciudadanos. En el ejercicio de la judicatura tengo la absoluta convicción de que esas etiquetas son injustas y que crean un clima de deterioro del respeto desde unos poderes a otros dentro de la organización constitucional.

https://efd71db2b487795398905cd00c9905b1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html ¿Habría que distinguir entre la judicatura base y los órganos de gobierno? Ahí los partidos colocan a magistrados según su sensibilidad, militancia o favor políticos.

Sí, pero yo sigo reivindicando que incluso en esas posiciones que usted menciona el juez está comprometido fundamentalmente con la aplicación de la justicia. Fíjese, yo he vivido temporadas en EEUU. Allí los jueces son fruto o bien de elecciones populares o bien de nombramientos por parte del gobernador del Estado. E incluso se sabe que muchos de esos jueces han estado apoyando en el proceso electoral a quien finalmente los nombra. Sin embargo, allí no existe la concepción de que eso va a condicionar la voluntad de ese juez, de que se convierta en un servidor y transmisor de las directrices del partido.

¿A qué se puede deber esa diferencia de percepción social?

Reconociendo todas las fallas y limitaciones de la democracia norteamericana, yo siento una gran admiración hacia ella. Cronológicamente es la primera democracia moderna en virtud de la aplicación de los principios que la Revolución francesa empezaría a aplicar diez años después. Aparte de eso, también hay algo admirable y es que su Constitución lleva vigente casi tres siglos -eso sí, ha habido enmiendas- y constituye una referencia asumida y respetada por los ciudadanos con una veneración que a veces echo en falta en otros países, entre ellos, por supuesto el nuestro. Allí hay un sentido genuino de lo que la Constitución dice; el gobierno del pueblo para el pueblo. Podemos dar muchísimos ejemplos de cómo esto no es tan puro y tan limpio como estoy diciendo, pero hay un espíritu democrático genuino que está en la base de la convivencia y toca lo que comentamos: quien está investido de la autoridad de juez es respetado porque se le supone que su compromiso fundamental es con la ley.

¿Es entonces una cuestión de bisoñez democrática?

Quizá… pero la Constitución del 78 ya se está convirtiendo en la más longeva que hemos tenido. Me preocupa mucho el revisionismo radical y y agresivo contra lo que significó esa Constitución, que es inconcebible en el contexto de otras democracias muy asentadas. Yo mismo, en cuanto defensor de la Constitución, digo que no es un texto sagrado e inalterable e intocable. Ella misma prevé el procedimiento para su modificación en aquellos puntos en los que exista consenso, pero ahora no percibo el clima político que favorecería este proceso. Tiene que haber por lo menos un punto de convergencia entre Gobierno y oposición. Le voy a poner un caso práctico. En julio de 2018, la vicepresidenta del Gobierno [Carmen Calvo] lanzaba un borrón sobre la Constitución con el argumento de que estaba escrita en masculino y que había que corregir ese gran vicio de origen. Y solicitaba a la Real Academia Española un informe se supone que para orientar esa reforma. Recogí el guante. La Academia ya se había pronunciado sobre el tema en el 2012 y me permití decir que, como ciudadano, no percibía la existencia de un clima entre los grupos políticos de suficiente consenso como reformar la Constitución por esta causa. Encargué un informe a una comisión de dos académicas y de dos académicos y la conclusión es que la Constitución estaba escrita en lengua española conforme a las pautas gramaticales decantadas durante siglos de nuestro idioma, en donde no había ningún intento de manipular la lengua para preterir los derechos y las libertades de las mujeres, sino todo lo contrario, de manera que cuando la Constitución dice que los españoles son todos iguales ante la Ley eso no significa que no lo sean las españolas. Y todo el mundo lo entiende.

Ahora mismo la confianza entre los principales partidos está quebrada. Y se nota en el lenguaje… y, como acaba de mentar, en su manipulación.

Lo que percibo son sobre todo dos fenómenos que de cierto modo arrancaron en EEUU y en su mundo universitario, que yo conozco bastante bien. Hay dos maneras de alterar el valor genuino de la lengua y de la palabra que sirven a intereses políticos y que además encuentran un modo de potenciarse extraordinario con los nuevos medios de comunicación, especialmente con todo lo que la sociedad digital proporciona, redes sociales, etcétera. Uno es la manipulación de la relación entre la palabra y la realidad a la que remite, es decir, lo que yo llamo veredicciónvere de verídico, de verdadero, y dicción de decir. El pacto implícito que existe entre los comunicantes que utilizan un mismo idioma es que, cuando hacen una afirmación, detrás de esa afirmación hay una realidad que se corresponde con ella. Esto, con todo el entramado de lo que llamamos la posverdad, está francamente hecho unos zorros. Y luego la otra línea de este problema es la corrección política, que es una censura posmoderna. Es introducir elementos sensoriales sobre el idioma, algo que inicialmente nace no del poder político o religioso, sino de la sociedad civil. A diferencia de la censura de siempre, ejercida desde el poder, esta otra no procede de un poder establecido, sino que viene de instancias difusas y gaseosas de la sociedad civil, grupos, minorías, tendencias, a veces sectas muy activas que empiezan a decretar lo que se puede decir y lo que no se puede decir. Ahora se produce un momento extraordinariamente peligroso y delicado, que es que se perciben ejemplos de cómo los poderes establecidos, fundamentalmente el ejecutivo y el legislativo, están asumiendo principios de la corrección política. Y cuando esto ocurre ya no tenemos que hablar de corrección política como censura posmoderna, entramos en el terreno puro de la censura. En el momento en que un país emita leyes impositivas sobre, por ejemplo, el lenguaje, y el ejecutivo supervise que esto se cumpla o no, acabaremos otra vez en el fango de la dictadura.

En varias ocasiones ha expuesto que sería bueno que comenzasen a proliferar espacios de debates basados en la racionalidad inteligente de sus miembros. Pero creo que hoy hay dudas sobre qué es la racionalidad inteligente.

Es simplemente mantener la bandera de lo que fue el momento más brillante en la historia de la evolución de la humanidad a mejor, que fue el Siglo de las Luces, en donde se imponen el racionalismo y asumir y aplicar que en la razón humana está la fuente de la sabia organización de la sociedad, del desarrollo de todo el potencial de las personas, del reconocimiento de sus derechos y demás. Por encima de los epifenómenos que nos diferencian, existe una esencia compartida y universal, que es lo que caracteriza al ser humano como tal.

¿Cuál cree que es el cáncer de la sociedad española? O, mejor dicho: ¿cuál es una de sus mayores preocupaciones sociales?

Me preocupa mucho la desigualdad social, ese es el auténtico cáncer, porque una sociedad no puede ser estable y no puede ser una ciudad de progreso si no hay una justa retribución de los derechos, pero también de las responsabilidades y de la propia riqueza que esa sociedad genera a través de sus actividades. Yo vivo muy cerca de los jóvenes, soy profesor universitario desde hace 51 años y me parece un problema gravísimo que un joven, después de haberse esforzado en estudiar, en formarse, en promocionarse -no me refiero solo mediante estudios universitarios, sino en términos más generales-, después de que se le haya en cierto modo prometido que tras ese esfuerzo suyo habrá una recompensa por parte de la sociedad, se encuentre que con 30 años tiene una situación laboral muy precaria. Eso a muchos los lleva incluso a marcharse. El éxodo de los jóvenes, que aquí no tienen espacio para sí mismos, que están formados y que lo han hecho con recursos procedentes de nosotros mismos, y que con esos recursos triunfan en el extranjero. En nuestro país esto no está alcanzando el nivel de competitividad que debiera. Hablo de la desigualdad basada en la respuesta de la sociedad al mérito del que ha trabajado para ponerse al servicio de ella. Por eso estoy totalmente en contra de tendencias de la llamada nueva pedagogía, que tiende a retirar la exigencia, confundiendo el ludismo con el estudio, sustituyendo los contenidos por eso que llaman competencias, quitándole la autoridad al profesor y responsabilizando al estudiante de su propia formación.

¿Cuál es la diferencia entre España y los países que reciben a nuestros jóvenes?

Lo que en términos generales llamaríamos la estructura de la sociedad y también su estructura económica. El emprendimiento, la apuesta. En EEUU siempre me asombró que un capitalista norteamericano no hay nada en lo que crea más que en el talento de un joven sano dispuesto a trabajar. Para ellos es la inversión mayor que pueden hacer, y es una inversión egoísta, porque saben que el rendimiento de esa inversión va a ser extraordinario.

Ahora que trata la educación, el pasado año se adhirió a un manifiesto promovido por profesores de instituto criticando algunos aspectos de la Lomloe y que, como se suele decir, llovía sobre mojado.

Es un drama de nuestro país que cada Gobierno se traiga su ley educativa bajo el brazo: eso produce una gran inestabilidad. Soy un fiel seguidor de una amiga mía, una hispanista muy destacada sueca que es Inger Enkvist. Recomiendo especialmente un libro suyo que se titula Conocimiento en crisis y que trata de las ideologías en la educación actual, con ejemplos de Suecia. En Suecia esta nueva pedagogía comenzó a implantarse en los años 60 y ellos han podido registrar las consecuencias en el país. Se sorprende de que a pesar de la evidencia de los fracasos que esto ha traído consigo, en otros países como en España se siga considerando que esto es como un catecismo sacral, e insisto en que detrás de ello hay funciones de tipo ideológico, y no la objetiva consideración de lo que es mejor para la formación de la ciudadanía

¿Cuál debe ser la piedra angular de la formación de la ciudadanía?

La antiespecialización.

Qué curioso…

En los niveles básicos, universales y obligatorios de la educación debieran descartarse por completo esos mantras de que hay que enseñar cosas que sean útiles y que hay que enseñar a la gente en función del trabajo que después pueda conseguir y obtener. Incluso yo llevaría esto al primer ciclo universitario. Lo fundamental es una formación sólida en lo que son los troncos humanistas, que incluyen no solo los aspectos digamos culturales, por supuesto -lo lingüístico es fundamental-, sino también los aspectos del conocimiento de la naturaleza y del lenguaje matemático. Con los dedos de las dos manos sobra para identificar estos pilares básicos de la formación generalista, que es algo que hay que adquirir en un momento en el que el cerebro es muy plástico y muy receptivo, y que no se va a olvidar nunca más. La especialización, que es necesaria, vendrá de suyo, porque además, tal y como va mejorando la sociedad, nadie puede considerarse preparado en una especialidad de por vida, sino que la formación continua es obligada. Imaginémonos simplemente lo que va a ocurrir con todos los desarrollos de la inteligencia artificial en el terreno del mercado de trabajo. Cuántos puestos de trabajo van a desaparecer porque serán cubiertas sus funciones por máquinas, por máquinas inteligentes.

Le decía que es curioso porque la especialización es lo contrario de lo que se aplica en España, pero sí se aplica en otros países que tienen tasas de paro muy bajas, como Suiza.

Eso es un error total, tiende a la deshumanización, al empobrecimiento de la condición humana e incluso apunta hacia la alienación.

¿Sólo o solo, profesor?

La posición de la RAE es clara y es la mía. Ese acento es prescindible. En caso de ambigüedad, el que escribe puede usarlo, sin embargo, con función diacrítica. Por cierto, hablamos sin tilde y comprendemos bien lo que es un solo adjetivo y un solo adverbio.

DNI

Villalba (Lugo), 1950. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Santiago de Compostela y doctor en Filología Hispánica por la Autónoma de Madrid, ha sido reconocido por instituciones de todo el mundo. Fue miembro nato del Consejo de Estado entre 2015 y 2019