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El panadero

Cuando entro en la casa para no volver a salir hasta el día siguiente, antes de cerrar la puerta, coloco en la cancela el gancho de acero en el que, muy a primera hora de la mañana, colgará nuestro panadero la bolsa del pan. «Nuestro» lo llamo, pues hace muchos años que nos lo viene suministrando.

Es sigiloso como un piel roja al acecho del hombre blanco. Además, como el acceso a mi casa en furgoneta es algo dificultoso, hace los últimos cincuenta metros a pie. Pero, si yo estoy pasando desvelado las horas de la madrugada, algo nada infrecuente, oigo las ágiles pisadas de su leve trote en el asfalto, y luego el apagado tan de la bolsa contra la cancela.

Y es de una regularidad a prueba de cronómetro. No obstante, hoy se ha retrasado once minutos sobre su horario habitual. Sin duda por causa de la lluvia que ha estado cayendo durante las últimas horas de la noche. Cuando él ha llegado, la lluvia estaba cesando; y he podido oír el golpe de la bolsa, aunque no sus pisadas.

El sábado, o sea mañana, es el día en que viene más tarde, porque es el día del cobro, y tiene que pillar a la clientela despierta y pronta para recibir en mano las piezas de pan y entregar en mano los correspondientes euros.

El sábado sí llegan con la furgoneta hasta la puerta. «Llegan», porque son dos hombres los que forman el equipo: el que conduce y el que va haciendo el reparto. Y vienen con la radio del vehículo bien alta. alguna vez, en respuesta a mi comentario sobre el jaleo que llevan con la emisora elegida, me han contestado: «Es que si no, nos dormimos». Claro. Mis panaderos no solo reparten el pan, sino que primero, durante la noche, lo elaboran.

Porque en este país no hay solo granujas; también hay gente que gana el pan honradamente. Y gente que se gana el pan con el pan.

2 respuestas

  1. ¡Ole! ¡Pues claro que sí hay gente honrada! Qué oficio más bonito el de panadero.

  2. Es uno de los pocos oficios que mantiene la «semanada» y creo que cuando se pasó, de forma general al periodo mensual, se ocasionaron grandes descalabros en las economías familiares.
    A lo mejor fue el gérmen del pluriempleo?. Al menos mi padre lo palió así.
    Saludos,

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