Estoy conforme, sí, si no contento.
Nunca en mí se cebó la mala suerte;
si alguna vez caí, me alcé más fuerte;
y, aunque duro labré, viví del cuento.
Amor me ha producido mil por ciento;
y desamor, igual. Espero acierte
yo al andar este tramo hasta mi muerte:
con luz, serenidad, conocimiento.
Pues pronto comenzaron las lecciones:
ya, nada más nacer y abrir los ojos,
vi alternar en mi hogar daños y dones.
Así que he dado trigo, aunque entre abrojos
por los que pido ahora mil perdones.
Habrá mejor cosecha en mis rastrojos.
Filed under: Poemas |
Deja una respuesta