Dos libros de poesía de sendos viejos
hoy me ha traído el hombre del reparto.
Helos aquí conmigo en este cuarto
y heme a mí que me miro en sus espejos.
Paso por sus portadas mis pulpejos
y de hacerles caricias no me harto.
Los abro, los hojeo, los aparto…
Tan cerca están de mí, están tan lejos…
Trescientos ochenta años, nada menos,
separan de uno y otro el nacimiento;
mas ambos en mis manos son estrenos.
¿Diré qué libros son? Mejor no cuento
nada más; y a sus gráciles y amenos
versos me entrego dócil y contento.
Filed under: Versos |
Deja una respuesta